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Envía tu Espíritu, Señor, que es agua y es fuego, que es nube y es viento

¡Ven, Espíritu Santo! Envía tu Espíritu , Señor, que es agua y es fuego, que es nube y es viento. I Llueve el agua de tu Espíritu , que sea un torrente inmenso, lave al mundo de sus manchas limpie el corazón entero. Manantial inagotable, multiplica los veneros de agua viva, que se sacien todos los hombres sedientos. Bautízanos en esta agua, que renazca el hombre nuevo , que toda la tierra seca se convierta en semillero. II Espíritu, hoguera viva, prende en nosotros tu fuego, que purifique la escoria y queme todo lo viejo. Padecemos tanto el frío de interminables inviernos, sé Tú calor verdadero, sé Tú nuestro horno secreto.

El Ave María. Un saludo entre los cristianos

Nadie puede contar cuántos millones de avemarías se elevan al cielo cada día. Sin embargo, a pesar de su popularidad, le llevó siglos a esta oración desarrollarse. Esta oración está compuesta de dos partes. La primera consta de una doble salutación extraída del Evangelio: 1 – La salutación del arcángel Gabriel , enviado por Dios a fin de anunciar la divina maternidad de María: “Ave, llena de gracia, el Señor es contigo” (Lc. 1, 28); 2 – La salutación de Santa Isabel, prima de Nuestra Señora, que inspirada por el Espíritu Santo proclamó: “Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre” (Lc. 1, 42). A estas dos salutaciones fueron añadidas dos palabras para que ellas fuesen más distintamente enunciadas: María (Ave María…) y Jesús (de tu vientre, Jesús). La segunda parte de la oración contiene una súplica. Estas dos salutaciones dichas juntas eran todo el Ave María durante más de mil años. El primer documento escrito ...

¡Condúceme Tú, siempre más adelante!

A través de las tinieblas que me rodean ¡condúceme Tú, siempre más adelante! La noche es oscura y estoy lejos del hogar: ¡condúceme Tú, siempre más adelante! Guía mis pasos: no pido ver ya lo que se dice ver allá abajo: un solo paso cada vez es bastante para mí. Yo no he sido siempre así ni tampoco he rezado siempre para que Tú me condujeras. Tú, siempre más adelante. Deseaba escoger y ver mi camino; pero ahora: ¡condúceme Tú, siempre más adelante! Ansiaba los días de gloria, y a pesar de los temores el orgullo dirigía mi querer: ¡oh!, no te acuerdes de esos años que pasaron ya.

La luz encendida

    Del santo Evangelio según san Marcos: 4, 21-25 En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "¿Acaso se enciende una vela para meterla debajo de una olla o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque si algo está escondido, es para que se descubra; y si algo se ha ocultado, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga". Siguió hablándoles y les dijo: "Pongan atención a lo que están oyendo. La misma medida que utilicen para tratar a los demás, esa misma se usará para tratarlos a ustedes, y con creces. Al que tiene, se le dará; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará".

La esperanza de tener esperanza

  «Mujer, ¿por qué lloras?» Ella les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.» (Juan 20, 13) Ella llora el no saber dónde está el Señor , a dónde lo han llevado, quién se lo ha quitado. Se trata entonces de un dolor que puede identificar, que tiene una razón evidente, un porqué. Más allá del pesar persiste una certeza: si lo busca habrá de hallarlo nuevamente. Pero existe un dolor que tal vez sea más grande; un dolor sin esperanza, un dolor que es un vacío que no se sabe cómo llenar. Un dolor inmenso cuyo origen no se puede identificar con los sentidos; es el abandono de los que viven como anestesiados por los poderes efímeros del mundo. Hoy son millones y millones los que han perdido el camino y no lo saben, les han quitado la oportunidad de escuchar una voz, una palabra, que les haga saber que no son veletas al viento, que son hijos de un padre que los ama, que tienen a quien recurrir. El Señor que da la vida por ellos. Buscan al Señor ...

Ser feliz en Navidad

Si te sientes feliz en Navidad , no te extrañes. Tienes derecho y razón de ser feliz. Si en Navidad sientes deseos de hacer las paces con todo el mundo, hazlo sin dudar. Los ángeles te lo indican: Paz a los hombres de buena voluntad. Si tienes deseos de hacer las paces con Dios en Navidad, ¿por qué esperar? Es el momento más adecuado. No todos los días sientes los mismos deseos. Es mejor pedir perdón a un Niño que a un Hombre. Mejor acudir al tribunal de la Misericordia que al de la Justicia. Si te sientes triste en Navidad, no has entendido.

La Virgen de Guadalupe

Oración de S. S. Juan Pablo II a la Virgen de Guadalupe ¡Oh Virgen Inmaculada Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos, y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro. Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a Ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores. Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra. Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa. Virgen de Guadalupe, Madre de la...