A través de las tinieblas que me rodean ¡condúceme Tú, siempre más adelante! La noche es oscura y estoy lejos del hogar: ¡condúceme Tú, siempre más adelante! Guía mis pasos: no pido ver ya lo que se dice ver allá abajo: un solo paso cada vez es bastante para mí. Yo no he sido siempre así ni tampoco he rezado siempre para que Tú me condujeras. Tú, siempre más adelante. Deseaba escoger y ver mi camino; pero ahora: ¡condúceme Tú, siempre más adelante! Ansiaba los días de gloria, y a pesar de los temores el orgullo dirigía mi querer: ¡oh!, no te acuerdes de esos años que pasaron ya.
"Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva." Juan 4,10