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Si quieres puedes limpiarme

Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: "Si quieres, puedes limpiarme." (Marcos 1, 40) Manuel Rodriguez Diaz   Señor dame, Señor hazme, Señor concédeme; yo quiero esto, yo quiero aquello, yo, yo, yo … así es nuestro pensamiento tantas veces; nuestra lógica, nuestro comportamiento. Yo soy, yo hago, yo tengo, yo quiero, yo sé. El leproso, el paria, el último de los últimos, el pobre entre los pobres de Galilea nos sigue dando una lección. Quiere curarse, quiere estar limpio, quiere volver a ser aceptado entre suyos, quiere sentirse vivo y humano otra vez; pero él pone, en primer lugar el querer del Señor. Señor, si quieres seré limpio, si quieres estaré sano, extiendo mi mano a ti y lo que Tú quieras darme, eso será. Así como el amor que le damos a Dios viene ya dado por ese mismo Dios, el seguimiento a la persona de Jesús es la respuesta al llamado que Él mismo hace; no se trata de un acto de nuestra voluntad. Él sana, restau...

El fuego de la conversión

- Padre Nicolás Schwizer - En la vida de cada cristiano auténtico, debería haber una segunda conversión : Darse cuenta de que ser cristiano es algo más que vivir costumbres, tradiciones y hasta rutinas cristianas. La Iglesia nos invita a los cristianos a la conversión permanente, perfecta, definitiva. Es un desafío para todos nosotros. Nos estimula a revisar nuestro propio camino de conversión, nuestros progresos personales hacia la santidad. ¿Qué significa conversión para nosotros? Es un cambio serio, profundo, total, que abarca toda la persona. Cambio de mentalidad, cambio interior, de actitudes interiores que nos lleva a transformar también toda la vida exterior. La primera conversión. En la vida de cada cristiano existe una primera conversión. El día de nuestro Bautismo, todos fuimos convertidos. Dios cambió radicalmente nuestra vida, por la gracia y fuerza divina. Nos llamó a vivir como redimidos, como hijos queridos de Dios. Pero no tuvimos mucha par...

La virtud de la humildad

  Benedicto XVI . "Quiero detenerme un poco en la virtud de la humildad, porque antes del cristianismo no aparece en el catálogo de las virtudes; es una virtud nueva, la virtud del seguimiento de Cristo .  Pensemos en la Carta a los Filipenses, en el capítulo dos: Cristo, siendo de condición divina, se humilló, aceptando la condición de esclavo y haciéndose obediente hasta la cruz (cf. Flp 2, 6-8). Este es el camino de la humildad del Hijo que debemos imitar. Seguir a Cristo quiere decir entrar en este camino de la humildad. El texto griego dice tapeinophrosyne (cf. Ef 4, 2): no ensoberbecerse, tener la medida justa. Humildad. Lo contrario de la humildad es la soberbia, como la razón de todos los pecados.  La soberbia es arrogancia; por encima de todo quiere poder, apariencias, aparentar a los ojos de los demás, ser alguien o algo; no tiene la intención de agradar a Dios, sino de complacerse a sí mismo, de ser aceptado por los demás y —digamos— ven...

Estaba la Madre dolorosa llorando junto a la cruz

Estaba la Madre dolorosa llorando junto a la cruz de la que pendía su hijo.  Su alma quejumbrosa,  apesadumbrada y gimiente,  atravesada por una espada.  ¡Qué triste y afligida estaba la bendita Madre del hijo unigénito!  Se lamentaba y afligía y temblaba viendo sufrir  a su divino hijo.  ¿Qué hombre no lloraría viendo a la Madre de Cristo en tan gran suplicio?  ¿Quién no se entristecería al contemplar a la querida Madre  sufriendo con su hijo? 

Hay tres habitaciones en el Templo de nuestra alma

Nuestros recuerdos son solo nuestros y no podemos culpar a nada ni nadie del pasado por cualquier dolor que habite en ellos Hay tres habitaciones en el Templo de nuestra alma: la Memoria, el Intelecto y la Voluntad, y las tres deben ser devueltas a Dios adornadas con las joyas de la Fe, la Esperanza y la Caridad. Las estructuras de maderas que se nos dieron en el Bautismo deben ser consolidadas con aquellos sólidos materiales adecuados para que habite en ella un Rey. Si permitimos que las estructuras originales se deterioren y caigan en ruinas por nuestra pereza y nuestra falta de celo, viviremos en aquellas ruinas por toda la eternidad. Nuestros recuerdos son solo nuestros y no podemos culpar a nada ni nadie del pasado por cualquier dolor que habite en ellos. Si les abrimos la puerta o seguimos desmenuzando el pasado en nuestra mente, solo nos tendremos a nosotros mismos para culparnos. Nuestra falta de perdón nos llena de odio y nuestra falta de compasión nos v...

Muéstrame a tu Dios

  "... puedes sanar, si quieres . Ponte en manos del médico, y él punzará los ojos de tu alma y de tu corazón. ¿Qué médico es éste? Dios, que sana y vivifica mediante su Palabra y su sabiduría...." Si tú me dices: «Muéstrame a tu Dios», yo te diré a mi vez: «Muéstrame tú al hombre que hay en ti», y yo te mostraré a mi Dios. Muéstrame, por tanto, si los ojos de tu mente ven, y si oyen los oídos de tu corazón.  Pues de la misma manera que los que ven con los ojos del cuerpo perciben con ellos las realidades de esta vida terrena y advierten las diferencias que se dan entre ellas -por ejemplo, entre la luz y las tinieblas, lo blanco y lo negro, lo deforme y lo bello, lo proporcionado y lo desproporcionado, lo que está bien formado y lo que no lo está, lo que es superfluo y lo que es deficiente en las cosas--, y lo mismo se diga de lo que cae bajo el dominio del oído -sonidos agudos, graves o agradables-, eso mismo hay que decir de los oídos del corazón y de los o...

Unidos a Cristo nunca estamos solos.

Unidos a Cristo nunca estamos solos. Unidos a Él, que es el camino, avanzamos seguros porque Él nos invita y, al mismo tiempo, nos da la gracia de anhelar seguirle ; nos impulsa hacia adelante y nos lleva de la mano; de esta forma se convierte en nuestro guía, compañero, sendero y destino. Unidos a Cristo vemos a aquellos que nos aman como un testimonio del amor que el Padre nos envía en el Hijo. Consideramos a aquellos que nos odian, o dicen odiarnos, como a hermanos nuestros que sufren y se hacen daño por el dolor de los rencores almacenados, y unidos a Él pedimos, para ellos y nosotros, la paz de Su perdón .

De la impaciencia y las prisas, sálvame, Señor

Del dolor y de la enfermedad Del sufrimiento y del pesimismo Sálvame, Señor Del cansancio y de la angustia De la tristeza y del desencanto Sálvame, Señor De la maldad y del rencor Del fracaso y de las caídas Sálvame, Señor Del pecado y de la debilidad De la muerte y de las lágrimas Sálvame, Señor

Los Carismas y los Dones del Esipíritu Santo

No es más santo el que tenga mayores carismas. Que son los carismas Los carismas son dones extraordinarios concedidos por Dios, especialmente por el Espíritu Santo , que se encuentran en todo tiempo y lugar. No son requisitos para la salvación personal. No es más santo el que tenga mayores carismas, y no se reciben por el bautismo ni por ningún otro sacramento.  “Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo ; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de actividades, pero es el mismo Dios que actúa en todas ellas” (1Co 12, 4-6). Para qué son los carismas El Espíritu Santo los concede a quien él quiere dentro y fuera de la iglesia. Con lo que lo capacita y dispone para asumir algunas obras y funciones; pero los concede de forma incomparable dentro de la Iglesia, por los méritos de Cristo, para el bien común, y para la renovación y construcción de la iglesia. “En cada uno el Espíritu revela su presencia con un don que tambié...

Convertirse no es transformarse en quien no eres, sino dejar que emerja lo mejor de ti

  Pregón de Cuaresma José María Rodríguez Olaizola, sj Hay quien nunca frena. Quien vive deprisa. Quien viaja sin cesar de un lado a otro, de una experiencia a otra, de un momento a otro. La velocidad es signo de nuestros tiempos. Y la desmemoria. Olvidamos, quizás, rápido, porque vivimos rápido. Por eso, en algunos momentos, hace falta frenar. Detenerse, plantar los pies en tierra firme, mirar alrededor, y también mirar hacia dentro. Preguntarse por lo que, tal vez, es inercia e inmediatez; por las personas que forman parte de nuestro horizonte diario; por las metas que guían la propia vida. Y, con todo eso, pensar en si merece la pena, o si puede ser mejor.

Carta a Diogneto

" Los cristianos no se distinguen de los demás hombres, ni por el lugar en que viven, ni por su lenguaje, ni por sus costumbres. Ellos, en efecto, no tienen ciudades propias, ni utilizan un hablar insólito, ni llevan un género de vida distinto. Su sistema doctrinal no ha sido inventado gracias al talento y especulación de hombres estudiosos, ni profesan, como otros, una enseñanza basada en autoridad de hombres. Viven en ciudades griegas y bárbaras, según les cupo en suerte, siguen las costumbres de los habitantes del país, tanto en el vestir como en todo su estilo de vida y, sin embargo, dan muestras de un tenor de vida admirable y, a juicio de todos, increíble. Habitan en su propia patria, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña es patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña. Igual que todos, se casan y engendran hijos, pero no se deshacen de los hijos que conciben. T...

La limosna, la oración y el ayuno

Jesús llama a practicar la limosna, la oración y el ayuno, no desde el impulso vacío por las apariencias y la vanagloria, si no desde el humilde silencio de la verdadera trascendencia. Cuídense de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendrán recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad les digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Y cuando oren, no sean como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad le digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu ...

Carta de San Francisco de Asís a las autoridades de los pueblos

1 A todos los "podestà" (*) y cónsules, jueces y gobernantes de toda la tierra y a todos los demás a quienes lleguen estas letras, el hermano Francisco, vuestro pequeñuelo y despreciable siervo en el Señor Dios, os desea a todos vosotros salud y paz. 2 Considerad y ved que el día de la muerte se aproxima (cf. Gén 47,29).  3 Os ruego, por tanto, con la reverencia que puedo, que no echéis en olvido al Señor ni os apartéis de sus mandamientos a causa de los cuidados y preocupaciones de este siglo que tenéis, porque todos aquellos que lo echan al olvido y se apartan de sus mandamientos, son malditos (cf. Sal 118,21), y serán echados por él al olvido (Ez 33,13). 4 Y cuando llegue el día de la muerte, todo lo que creían tener, se les quitará (cf. Lc 8,18). 5 Y cuanto más sabios y poderosos hayan sido en este siglo, tanto mayores tormentos sufrirán en el infierno (cf. Sab 6,7). 

Si Jesús no es nada ¿Por qué le tienes tanto miedo…?

¿Quién es Jesús para ti? ¿ Quién es Jesús , hoy, para ti? ¿Una historia bonita? ¿Una voz que resuena con fuerza? ¿Alguien de quien te escondes detrás de un parapeto de autosuficiencia y, lo que supones es, profundo conocimiento? Si tan sólo es una historia bonita, ligera, en nada distinta a cualquier colección de frases, no estás flotando en la superficie; ni siquiera te has mojado. Si es una fuerza, una voz poderosa que te interpela y te incomoda y hasta te parece que te hace la vida más difícil porque te lleva a comparar lo que haces y lo que dices con lo que piensas, lo que quieres con lo que te conviene, lo que sabes que es bueno con lo que quieres creer que es bueno; entonces estás nadando, extiende tu mano y pide su ayuda; Él no te dejará perecer .

Señor, concédenos la humilde simplicidad de la fe

Señor, Jesucristo, de la oscuridad de la muerte hiciste surgir la luz. En el abismo de la soledad más profunda habita, de ahora en adelante y para siempre, la protección poderosa de tu amor ; desde el rincón oscuro ya podemos cantar el aleluya de los que se salvan. Concédenos la humilde simplicidad de la fe, que no se desvanece cuando nos acosan las horas de oscuridad y abandono, cuando todo se torna problemático. Concédenos en este tiempo en que, en derredor de uno se traba una lucha mortal, la luz suficiente para no perderte de vista; suficiente luz para poder entregarla a los que de ella necesitan más que nosotros. Haz brillar sobre nosotros el misterio de tu alegría pascual como aurora de la mañana. Concédenos ser personas verdaderamente pascuales en medio del sábado santo de la historia.

Cambiando el corazón

El amor muere en muchos matrimonios, la vida consagrada se marchita si no se renueva con el agua de la oración. Una buena parte de la existencia consiste en renovar , refrescar, en echar nueva leña a la hoguera. Subir, siempre subir, querer ser otro, distinto, mejor ; mejor en lo humano, mejor en lo intelectual y en lo espiritual.  Cuando uno se para, se enferma; cuando uno se para definitivamente, ha comenzado a morir. Con Cristo hay que volver a empezar.  Todo comienza, todo vuelve a empezar, si queremos; todo como recién estrenado. Lo viejo, lo sucio y desordenado no van con la nueva vida. Y creed en el Evangelio, la Buena Nueva: Creer en Jesús y en el mensaje de salvación que trae. Este mensaje es muy actual: convertios y creed en el Evangelio. Pero hay diferentes maneras de reaccionar frente al mismo: desde la aceptación amorosa hasta el rechazo absoluto, pasando por la aceptación a medias.  Nos asusta el compromiso, porque nos falta el amor. ¡Cuá...