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Mostrando entradas de julio, 2016

Los mártires no son cosa del pasado

Por Manuel Rodriguez Diaz. Nadie tiene amor más grande que el que da su vida por sus amigos. (Juan 15, 13). Los mártires, aquellos que dan la vida por la fe, por Jesucristo, por la iglesia, por la humanidad entera, no son cosa de un pasado lejano y medio perdido en el tiempo, de antiguas catacumbas y añejas persecuciones. Ellos son cosa de hoy, del siglo veintiuno, como lo fueron del siglo veinte, y en mayores proporciones cada vez. Cuando el padre Jacques Hamel , de 85 años, fue atacado, fue atacada toda la iglesia. Cuando murió degollado, sorprendido mientras celebraba la Santa Misa en la iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray, Francia, entregó, con su muerte, vida; signo de contradicción que deja perplejos a los no creyentes y más perplejos aún, a los que habiendo recibido el anuncio del evangelio, se resisten con todas sus fuerzas a creer.

10 citas bíblicas del libro de la Sabiduría (II)

No busquen la muerte con los extravíos de su vida, no atraigan la ruina con las obras de sus manos; que no fue Dios quien hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes (Sabiduría 1, 12-13) Pero los impíos con las manos y las palabras llaman a la muerte; teniéndola por amiga, se desviven por ella, y con ella conciertan un pacto, pues bien merecen que les tenga por suyos. (Sabiduría 1, 16) Porque Dios creó al hombre para la incorruptibilidad, le hizo imagen de su misma naturaleza (Sabiduría 2, 23)

El Espíritu Santo según el Santo Cura de Ars

El hombre es terrestre y animal; sólo el Espíritu Santo puede elevar su alma y llevarla hacia lo alto. ¿Por qué los santos estaban tan despegados de la tierra? Porque se dejaban conducir por el Espíritu Santo . Los que son conducidos por el Espíritu Santo tienen ideas justas. Por eso hay tantos ignorantes que saben más que los sabios. Cuando se es conducido por un Dios de Fuerza y de Luz, no hay equivocación. Como las lentes que aumentan los objetos, el Espíritu Santo nos hace ver el bien y el mal en grande. Con el Espíritu Santo todo se ve en grande: se ven las menores faltas. Como un relojero que con sus lentes distingue los más pequeños engranajes de un reloj, con las luces del Espíritu Santo distinguimos todos los detalles de nuestra pobre vida. Entonces, las más pequeñas imperfecciones se agrandan, y los pecados más leves dan pavor.

La Oración en la Angustia

Los primeros cristianos experimentaron momentos de éxtasis, horas de felicidad, de alegría perpetua y también de una profunda angustia del corazón. Su vida cambió pero el cambio para bien se daba por dentro.  Aunque su vida interior era lo más importante, su vida en el mundo requería de atención y frecuentemente les causaba mucho sufrimiento.

La Oración del Corazón

Los primeros cristianos tuvieron que sobreponerse a cualquier situación que tratara de hundir su alma y llevarlos a reaccionar vengativamente ante la ira y el odio. Debían nutrir y mantener en su interior una inacabable fuente de amor. Debían alimentar su alma con agua que diera vida . Jesús había enviado a un Abogado para que habite en medio de sus almas y se les había prometido que nada interferiría con aquella unión. Por ello, cada momento de sus vidas era una ocasión para crecer en esa conformación con la imagen de Jesús.

La oración mental

Los primeros cristianos aprendieron rápidamente que había muchas formas de comunicarse con Dios . Hubo momentos en que le hablaban de Su Belleza, o de sus necesidades, y lo hacían a través de la oración vocal. También le hablaban en silencio, en sus pensamientos, y al hacerlo, se dieron cuenta de que Él también les respondía, por el pensamiento.

Viviendo el presente

Dios nos ha dado a cada uno un don más grande que mil computadoras. Se llama Memoria y todo lo que pasa a través de nuestros cinco sentidos queda guardado en esta facultad. Podemos recordar el olor de un bistec sazonado con cebolla y hacérsenos agua la boca. Todo lo que leemos es guardado en nuestra memoria aunque a veces no podamos traer a la mente la información que deseamos. Muchos cristianos son torturados por esta facultad, torturados por la culpa de los pecados del pasado, por resentimientos de antiguas injurias o el remordimiento de añejas omisiones.

Inspírame, siempre, lo que debo pensar

Oh Espíritu Santo, Amor del Padre, y del Hijo, Inspírame siempre lo que debo pensar, lo que debo decir, cómo debo decirlo, lo que debo callar, cómo debo actuar, lo que debo hacer, para gloria de Dios, bien de las almas y mi propia Santificación.