Cada uno de nosotros podría decir: "He oído su voz y me he decidido a buscarle". Nuestra vida es un camino de oración y servicio, de trabajo y entrega, de tensión y distensión, de lucha y descanso. Pero detrás de todo ello, como alma que da vida a todo, está el deseo de buscar y encontrar a Dios, de vivir a Dios, de vivir para Él, de Él y con Él. Por ello quiero proponerte una serie de pequeños pensamientos para orar serenamente a los pies de Jesús: Buscar a Dios consiste en dejarse amar por Él, permitir que Él posea tu vida, que Él sea el dueño de tu historia. Buscar a Dios consiste en penetrar plenamente y sin miedo en su misterio y dejar que Él penetre todo nuestro ser sin ponerle, por nuestra parte, ninguna clase de condición. Quien busca a Dios de verdad comienza por olvidarse de sí mismo. Vive dejándose llevar por Dios, en una actitud de disponibilidad total y de servicio a los hermanos. El que desea encontrar a Dios lo busca por el camino del si...
"Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva." Juan 4,10