Lectura del santo Evangelio según san Juan
En aquel tiempo,
Jesús dijo a los judíos: “Mi carne es verdadera comida y mi sangre es
verdadera bebida”. Al oír sus palabras, muchos discípulos de Jesús
dijeron: “Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?”
Dándose cuenta
Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: “¿Esto los
escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde
estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada
aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar
de esto, algunos de ustedes no creen”. (En efecto, Jesús sabía desde el
principio quiénes no creían y quién lo habría de traicionar). Después
añadió: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no
se lo concede”.
Desde entonces,
muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con
él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: “¿También ustedes quieren
dejarme?” Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes
palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el
Santo de Dios”.