Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: "Si quieres, puedes limpiarme." (Marcos 1, 40) Manuel Rodriguez Diaz Señor dame, Señor hazme, Señor concédeme; yo quiero esto, yo quiero aquello, yo, yo, yo … así es nuestro pensamiento tantas veces; nuestra lógica, nuestro comportamiento. Yo soy, yo hago, yo tengo, yo quiero, yo sé. El leproso, el paria, el último de los últimos, el pobre entre los pobres de Galilea nos sigue dando una lección. Quiere curarse, quiere estar limpio, quiere volver a ser aceptado entre suyos, quiere sentirse vivo y humano otra vez; pero él pone, en primer lugar el querer del Señor. Señor, si quieres seré limpio, si quieres estaré sano, extiendo mi mano a ti y lo que Tú quieras darme, eso será. Así como el amor que le damos a Dios viene ya dado por ese mismo Dios, el seguimiento a la persona de Jesús es la respuesta al llamado que Él mismo hace; no se trata de un acto de nuestra voluntad. Él sana, restau...
"Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva." Juan 4,10