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Vivir otra Vez.

Como quisieras volver a estrenar los diez años y comenzar otra vez la existencia, y con aquellos mismos ojos contemplar de nuevo todas las cosas: tu misma vida, la vocación, tu familia, el mundo en que has vivido, todas las realidades. Porque has retorcido lo derecho, te has complicado la existencia misma; tan sencilla y hermosa era la vida, Cristo tan atractivo y tu vocación como botón de rosa, tu jardín tan florecido, tan sembrado de esperanzas… ahí floreció tu primavera. Hoy vuelves la vista atrás, y, aunque no puedes quitarte los años, si puedes rescatar tu alma de niño, de apostólico recién estrenado, y contemplar con esos ojos y esa alma inocente todas las cosas. Comenzar de nuevo tu hermosa vocación, que creció risueña en la ribera de un río y en un valle de verdor. A muchas millas de allí vuelve a empezar todas las cosas; empieza a amar tu vocación, a Dios, a María Santísima, con tu amor primero, con tu amor de rosa de Castilla. A utor: P. Mariano de Blas ...

Alfareros - Yo te adoro

Tú tienes palabras de vida eterna (Juan 6,55.60-69)

  Lectura del santo Evangelio según san Juan En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida”. Al oír sus palabras, muchos discípulos de Jesús dijeron: “Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?” Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen”. (En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”. Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: “¿También ustedes quieren dejarme?” Simón Pedro le respon...

Ven y lo verás (Juan 1,45-51)

Lectura del santo Evangelio según san Juan   En aquel tiempo, Felipe se encontró con Natanael y le dijo: “Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José”. Natanael replicó: “¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno?» Felipe le contestó: «Ven y lo verás”. Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: “Este es un verdadero israelita en el que no hay doblez”. Natanael le preguntó: “¿De dónde me conoces?” Jesús le respondió: “Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera”. Respondió Natanael: “Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel”. Jesús le contestó: “Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver“. Después añadió: “Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”

¿qué más me falta? (Mateo 19,16-22)

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un joven y le preguntó: “Maestro, ¿qué cosas buenas tengo que hacer para conseguir la vida eterna?” Le respondió Jesús: “¿Por qué me preguntas a mí acerca de lo bueno? Uno solo es el bueno: Dios. Pero, si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos”. Él replicó: “¿Cuáles?” Jesús le dijo: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, ama a tu prójimo como a ti mismo. Le dijo entonces el joven: “Todo esto lo he cumplido desde mi niñez, ¿qué más me falta?” Jesús le dijo: “Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes, dales el dinero a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme”. Al oír estas palabras, el joven se fue entristecido, porque era muy rico.

Amen a sus enemigos (Mateo 5,43-48)

Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, oren por sus perseguidores. Así serán hijos de su Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos.     Si ustedes aman sólo a quienes los aman, ¿qué premio merecen? También hacen lo mismo los recaudadores de impuestos.   Si saludan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? También hacen lo mismo los paganos. Por tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el cielo.

Salmo 72

Manuel Rodriguez Diaz contacto