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El celo de tu Casa me devora (Salmo 69, 8-20)

Por ti he soportado afrentas y la vergüenza cubrió mi rostro; me convertí en un extraño para mis hermanos, fui un extranjero para los hijos de mi madre: porque el celo de tu Casa me devora, y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian. Cuando aflijo mi alma con ayunos, aprovechan para insultarme; cuando me visto de penitente, soy para ellos un motivo de risa; los que están a la puerta murmuran contra mí, y los bebedores me hacen burla con sus cantos. Pero mi oración sube hasta ti, Señor, en el momento favorable: respóndeme, Dios mío, por tu gran amor, sálvame, por tu fidelidad. Sácame del lodo para que no me hunda, líbrame de los que me odian y de las aguas profundas; que no me arrastre la corriente, que no me trague el Abismo, que el Pozo no se cierre sobre mí. Respóndeme, Señor, por tu bondad...

el que quiera ser grande entre ustedes que sea su servidor

Lectura del santo Evangelio según san Marcos (Mc 10,32-45) En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos iban camino de Jerusalén y Jesús se les iba adelantando. Los discípulos estaban sorprendidos y la gente que lo seguía tenía miedo. Él se llevó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: “Ya ven que nos estamos dirigiendo a Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; van a condenarlo a muerte y a entregarlo a los paganos; se van a burlar de él, van a escupirlo, a azotarlo y a matarlo; pero al tercer día resucitará”. Entonces se acercaron a Jesús Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron: “Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte”. Él les dijo: “¿Qué es lo que desean?” Le respondieron: “Concede que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando e...

Nadie los engañe con argumentos falsos

  Efesios 5,6-10 5,6:  Nadie los engañe con argumentos falsos: estas cosas son, precisamente, las que atraen la ira de Dios sobre los rebeldes. 5,7:  No se hagan cómplices de los que obran así. 5,8:  Porque si en un tiempo eran tinieblas, ahora son luz por el Señor: vivan como hijos de la luz 5,9:  —toda bondad, justicia y verdad es fruto de la luz—. 5,10:  Sepan discernir lo que agrada al Señor...

Jessica Marie - El Me Escogió

Yo soy la luz y he venido al mundo - Juan 12, 44-50

—El que cree en mí, en realidad no cree en mí, sino en aquel que me envió; 12,45:  y el que me ve, ve al que me envió. 12,46:  Yo soy la luz y he venido al mundo, para que quien crea en mí no se quede a oscuras.   12,47:  Al que escucha mis palabras y no las cumple yo no lo juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvarlo. 12,48:  Quien me desprecia y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he dicho lo juzgará el último día. 12,49:  Porque yo no hablé por mi cuenta; el Padre que me envió me encarga lo que debo decir y hablar. 12,50:  Y sé que su encargo es vida eterna. Lo que digo lo digo como me lo ha dicho el Padre.

No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal

Lectura del santo Evangelio según san Juan (Jn 17,11-19) En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me diste; yo velaba por ellos y ninguno de ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse, para que se cumpliera la Escritura.  Pero ahora voy a ti, y mientras estoy aún en el mundo, digo estas cosas para que mi gozo llegue a su plenitud en ellos. Yo les he entregado tu palabra y el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en la verdad. Tu palabra es la verdad. Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. ...

Cantemos a Dios un canto de alabanza (Sal 67)

R Cantemos a Dios un canto de alabanza. Aleluya. Cuando el Señor actúa sus enemigos se dispersan y huyen ante su faz los que lo odian; cual se disipa el humo, se disipan;  como la cera se derrite al fuego, así ante Dios perecen los malvados /R Ante el Señor, su Dios, gocen los justos y salten de alegría. Entonen alabanzas a su nombre. En honor del Señor toquen la cítara /R Porque el Señor, desde su templo santo, a huérfanos y viudas da su auxilio; él fue quien dio a los desvalidos casa, libertad y riqueza a los cautivos /R