José Gregorio Hernández Cisneros nació el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, estado Trujillo, Venezuela, en una familia de raíces modestas y profunda fe cristiana. Se formó en Caracas, donde cursó sus estudios secundarios, y culminó su licenciatura en medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV) el 29 de junio de 1888. Falleció el 29 de junio de 1919 en Caracas tras un accidente, fue atropellado por un vehículo cuando salía de una farmacia con medicinas para un paciente pobre.
Su vocación y los intentos de vida religiosa
Desde joven, Hernández Cisneros mostró no solo una vocación médica sino también un deseo profundo por la vida religiosa y el servicio a Dios. En efecto, ingresó en la vida religiosa y buscó el seminario o la vida consagrada: intentó entrar en la cartuja en Italia, y más tarde se preparó para el sacerdocio, aunque su salud y otros factores le impidieron seguir ese camino. Finalmente, aunque no llegó a ordenarse sacerdote, abrazó su vocación laical de médico con un estilo de vida inspirado por el Evangelio: combinar fe, ciencia y servicio al prójimo.
Médico, docente y científico
Hernández fue más allá del consultorio: como médico se dedicó intensamente a atender a los pobres, sin cobrarles —lo que le valió el apodo de “médico de los pobres”. En la UCV fundó la cátedra de bacteriología, llegando a ser docente e investigador en ciencias médicas, lo que marca su perfil de profesional y científico al servicio de la salud pública. Su investigación, su docencia y su medicina gratuita se combinaron de modo que su obra no fue solo caridad, sino aporte científico-académico para su país.
El milagro aprobado para su beatificación
El proceso de beatificación de Hernández Cisneros se vio impulsado por un caso concreto: el 10 de marzo de 2017 la niña Yaxury Solórzano Ortega (10 años) recibió un disparo en la cabeza en un asalto en el estado Guárico y los médicos dictaminaron que, si sobrevivía, quedaría con graves secuelas motrices, lingüísticas, de memoria y visión. Su madre oró a Hernández, se abrió paso un camino de sanación impresionante y a los 20 días estaba caminando, hablando y sin las graves secuelas que se esperaban. Este caso fue considerado por la Congregación para las Causas de los Santos como inexplicable desde la ciencia ordinaria, lo que permitió que el papa francisco reconociera el milagro y Hernández fuera beatificado el 30 de abril de 2021.
La ceremonia de canonización – domingo 19 de octubre de 2025
Finalmente, tras años de proceso (iniciado ya en 1949; declarado Venerable en 1986) y tras la aprobación del milagro, el 25 de febrero de 2025 el Vaticano informó que autorizaría la canonización de Hernández. La ceremonia se llevó a cabo el domingo 19 de octubre de 2025 en la plaza de San Pedro del Vaticano, presidida por el papa León XIV, y en ella Hernández pasó a ser oficialmente santo de la Iglesia católica, convirtiéndose además en el primer santo venezolano. Fue un día de enorme gozo para Venezuela y para la devoción popular: miles de personas se congregaron en Roma y en Caracas, reconociendo en él un modelo de santidad laical, profesional y de servicio.
San José Gregorio Hernández Cisneros nos deja un testimonio extraordinario: un hombre de ciencia que nunca perdió la fe, un médico que vio en cada enfermo el rostro de Cristo y un servidor de los pobres que combinó docencia, investigación y entrega. Su canonización nos invita a pensar que la santidad no está reservada sólo a quienes viven en claustros o púlpitos, sino también a quienes trabajan en el mundo —en la medicina, la ciencia, la docencia— y lo hacen con alma de discípulo. En su memoria, caben estas palabras: “al enfermo, sin pago; al pobre, sin demora; al necesitado, sin distinción”. Que su intercesión fortalezca nuestra fe y nuestro compromiso de amor hacia los más vulnerables.
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