La solemnidad del Corpus Christi, que en latín significa "Cuerpo de Cristo", es una de las fiestas más significativas del calendario litúrgico católico. Celebrada a continuación de la Solemnidad de la Santísima Trinidad, honra la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, el sacramento central de la fe cristiana.
Origen y Significado
La fiesta tiene sus raíces en el siglo XIII, cuando Santa Juliana de Lieja, inspirada por visiones místicas, promovió una celebración dedicada al Santísimo Sacramento. En 1264, el Papa Urbano IV instituyó oficialmente el Corpus Christi mediante la bula Transiturus de hoc mundo. Desde entonces, esta solemnidad exalta el misterio de la Eucaristía, donde el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, como Él mismo lo instituyó en la Última Cena.
El Corpus Christi no solo es un momento de adoración, sino también de acción de gracias por el don de la presencia continua de Cristo en la Iglesia. Es una oportunidad para renovar la fe en este milagro de amor y para reflexionar sobre el llamado a ser "pan partido" para los demás.
Un Llamado a la Comunión
El Corpus Christi invita a los católicos a vivir en comunión con Cristo y con los demás. Recibir la Eucaristía no es solo un acto individual, sino un compromiso de caridad, justicia y servicio, siguiendo el ejemplo de Jesús, quien se entrega por amor. En un mundo marcado por la división, esta fiesta recuerda que en la Eucaristía se encuentra la fuente de unidad y esperanza.
Que la celebración del Corpus Christi reavive en cada corazón el asombro ante el misterio eucarístico y el deseo de llevar a Cristo al mundo con obras de amor y misericordia.
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