"Oh Dios, nuestro médico y remediador eterno, que hiciste a Cosme y Damián inquebrantables en su fe, invencibles en su heroísmo, para llevar salud a las dolencias humanas, haz que por ellos sea curada nuestra enfermedad, y que por ellos también la curación sea sin recaída".
(Oración de la antigua liturgia hispana)
Cosme y Damián eran hermanos. Nacieron en Arabia, en el seno de una familia cristiana, en la primera mitad del siglo III.
Estudiaron Medicina y su vocación les llevó a preparar remedios para las personas enfermas. Ejercían en Ciro, localidad la provincia romana Augusta Eufratense (actual Siria).
Al dar las pócimas y los ungüentos lograban aliviar el dolor y mejorar la salud de muchas personas, que les estaban agradecidas. Pero nunca cobraban, de ahí que se les llamara Anárgiros, “los sin dinero”.
Con su piedad y su ejemplo de vida cristiana entregada a los más débiles expandían la fe cristiana porque llamaba poderosamente la atención su conducta.
En aquella época arreció la persecución de Diocleciano y Maximiano. El prefecto Lisias fue el encargado de ejecutar las leyes de Roma en Egea.
Hacia el año 300 los dos hermanos fueron llamados por la justicia y declararon abiertamente su fe en Jesucristo. Lisias ordenó que se les ejecutara. Los torturaron, los quemaron vivos y, como sobrevivieron, fueron decapitados.
Imagen: Los santos médicos Cosme y Damián. Autor: Gian Battista Caracciolo. 1578 - 1637
Museo del Prado
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