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El Escapulario de la Virgen del Carmen



La Virgen entregó a San Simón Stock el escapulario carmelita en 1251 y le dijo: 


“Tú y todos los Carmelitas tendréis el privilegio, que quien muera con él no padecerá el fuego eterno”.  Es decir, quien muera con él encima, se salvará. 
 Y luego, la Santísima Virgen se apareció al Papa Juan XXII en el siglo XIV. Y le prometió para quienes cumplieran los requisitos de esta devoción que “como Madre de Misericordia con mis ruegos, oraciones, méritos y protección especial, les ayudaré para que, libres cuanto antes de sus penas, sean trasladadas sus almas a la bienaventuranza”. 


La historia

El escapulario tiene su origen en los hábitos llevados por las órdenes monásticas, a partir de los benedictinos. Y más tarde adoptado por muchas otras comunidades religiosas.

Básicamente, se le decía escapulario a un trozo de tela que se llevaba sobre los hombros que caía sobre el pecho y la espalda de la persona con una abertura para la cabeza. En un primer momento el escapulario servía más como un delantal usado durante el trabajo, especialmente el trabajo agrícola. En consecuencia, en la Regla de San Benito es identificado como la “ópera scapulare propter” (“el escapulario para las obras”).

En el siglo IX un monje recibió el escapulario después de la emisión de los votos, y se hizo conocido como “el yugo de Cristo” (iugum Christi ) y “el escudo de Cristo” (scutum Christi). 

Ciertas modificaciones fueron realizadas por las distintas comunidades convirtiendo al escapulario era una parte distintiva del hábito religioso.Con el tiempo los laicos piadosos que trabajaban en estrecha colaboración con las comunidades monásticas adoptaron una versión más pequeña del escapulario.

Este escapulario más pequeño consistía en dos pequeños trozos de tela unidos por dos cadenas, y se usa alrededor del cuello y debajo de la ropa de la persona. Con el tiempo estos pequeños escapularios tenían marcas de pertenencia a cofradías, y suponía que grupos de laicos que se unían al apostolado de una comunidad religiosa y aceptaban ciertas reglas. Estas versiones más pequeñas del escapulario se hicieron crecientemente más populares entre los laicos.
La clave a esta devoción no es simplemente el uso de un trozo de tela, sino la conversión espiritual que significa. Tal vez la mejor manera de apreciar el uso de un escapulario es reflexionar sobre la oración de bendición que se ofrece en el Ritual Romano:

“Oh Dios, autor y consumador de toda santidad, llama a todos los que han renacido de Agua y del Espíritu Santo a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad. Mira con bondad a los que devotamente reciben este escapulario (en alabanza de la Trinidad o en honor de la pasión de Cristo  en honor de la Virgen María).

Mientras vivan, deja que se conviertan en partícipes de la imagen de Cristo tu Hijo y, después de haber cumplido su misión en la tierra con la ayuda de María, la Virgen Madre, recíbelos en el gozo de tu hogar celestial”.

EL ESCAPULARIO CARMELITA


La ropa o el hábito carmelita consiste en una túnica de color marrón sobre la que se coloca un escapulario marrón.

En el principio el escapulario era una prenda de trabajo, una especie de delantal llevado sobre la túnica para protegerla y así mismo un símbolo del servicio divino al que se llamaba a los monjes o eremitas. Esta prenda, que ahora se llama escapulario, es un signo de la protección de María para los que lo usan.

El Escapulario para los laicos se convierte en un sacramental, un medio de gracia cuando se usa con devoción. Los sacramentales nos preparan para recibir la gracia y nos disponen a cooperar con ella.

El uso de los sacramentales impone un compromiso o responsabilidad por parte del usuario. ¡No son amuletos mágicos!
El pequeño escapulario consiste en dos piezas de tela de color marrón con un segmento que cuelga sobre el pecho del usuario, y otro colgando de espalda.
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Estas piezas se unen por dos correas o hilos que se superponen en cada hombro – de ahí la palabra “escapulario” (escapular = omóplato).



LAS DOS PROMESAS DE LA VIRGEN MARÍA

Estas son las dos promesas sobrenaturales de la Virgen María:
Morir en gracia de Dios. Preservación o exención del infierno para cuantos mueren revestidos con el Escapulario Carmelitano.

Las palabras de la Virgen fueron éstas: “El que muriere con el Escapulario no padecerá el fuego del infierno”.
Salir del Purgatorio lo antes posible. Estando en oración el Papa Juan XXII, se le apareció la Virgen, vestida del hábito carmelitano, y le prometió sacar del purgatorio el sábado después de la muerte al que muriese con el Escapulario.

María dijo al Papa: “Yo Madre de misericordia, libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos hubieses vestido mi Escapulario”.

EL ESCAPULARIO VINCULADO A FÁTIMA


En 1917, la Virgen pidió cinco cosas en Fátima:

1 – La consagración a su Corazón Inmaculado

2 – Recepción de la Sagrada Comunión los primeros sábados durante cinco meses consecutivos

3 – El ofrecimiento de sacrificios diarios para la conversión de los pecadores

4 – Rezar las cinco décadas del Rosario cada día
5 – El uso del escapulario del Carmen como el signo de nuestra consagración a María.
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Para este último pedido la Virgen no utilizó palabras, llevó puesto el Escapulario en su última aparición en Fátima.

La Hermana Lucía explicó que la Virgen lo hizo porque “Ella quiere que todos los usen”. Lucía dijo además: “El Rosario y el Escapulario son inseparables”

Y la razón para llevar el Escapulario es porque es nuestro “signo de consagración al Inmaculado Corazón de María”.

Fuente: forosdelavirgen.org
Fotos: cathopic.com

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