“Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer” (Lucas 24,29)
Quédate con nosotros, Señor. La noche está cerca… o ya está aquí. La oscuridad nos rodea.
Quédate con nosotros, que nos acechan las tinieblas de la droga, la violencia, el odio, las armas y las balas. Se Tú, Señor, la luz y la salvación de nuestro pueblo, de nuestras almas, de nuestro diario caminar.
Este pueblo hoy clama a Ti, grita tu Santo Nombre, dobla su rodilla y anhela la gracia de poder reconocerte, de saberte vivo y presente. Este pueblo hoy ansía ser capaz de confiar en tu infinita Misericordia.
Alcánzanos, Señor, encuéntranos, en este camino equivocado que llevamos. Detennos y haznos corregir la dirección de nuestros pasos. Que ya no seamos tan necios, tan obtusos, tan empecinados en retroceder a tiempos remotos, cuando la buena nueva aún no se nos había anunciado.
Quédate con nosotros para rescatar el corazón golpeado y humillado, los ojos ciegos a la verdad, la mente confundida, la esperanza apagada, los sueños sin rumbo, las metas absurdas, el fuego apagándose.
“Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer” Siéntate a nuestro lado. Danos, Señor, de tus manos, un poco del pan bendecido por tu palabra y abre nuestros ojos para que, reanimados, nos levantemos y enderecemos el rumbo; de vuelta a Jerusalén. De vuelta al Padre. De vuelta a la vida.