Dos padres no son una madre

Por Eugenia Roccella.

La (*)secuencia fotográfica  en la que dos hombres – una pareja canadiense gay – abrazan conmovidos, a un bebé todavía sucio con el líquido amniótico, ha dado la vuelta al mundo, publicada en los periódicos con titulares que apelan a las emociones del lector de forma explícita.

La emoción está ahí, pero no es empática. Es más bien una perturbación indefinible que captura a los dos gay, que, sin camisa, llevando al bebe piel con piel con el torso desnudo.

En una sola toma, en el borde, se puede ver el perfil de una mujer con expresión perdida y sufriente.

Es la mujer que sostuvo al bebé en su vientre durante nueve meses, que acaba de dar a luz, y debió dárselo de inmediato a los gay, según el contrato.

Fue pagada por ello, ha hecho su trabajo. En las fotos sucesivas desaparece.

No es una madre, es sólo una prestataria de servicios, al igual que la otra, la desconocida que ha proporcionado los ovocitos de pago; porque quien ordena a un niño como un objeto de confección, no quiere que esté relacionado biológicamente con una sola mujer, y prefieren que haya dos madres, una genética (de la cual se toman se toman los ovocitos) y otra gestacional (la cual presta el útero).

Luego, por supuesto, estas madres van a desaparecer, y no habrá ninguna madre.


Las lágrimas del hombre que finalmente tiene el bebé en sus brazos son comprensibles, pero también terribles.

No es la emoción de un padre que asistió al parto, que ha tenido la mano de su compañera, que vivía su embarazo. Aquí hay sólo un padre, y ya no hay una madre.

La mujer está excluida, negada, apenas aparece en una sola imagen, pero debe ser cancelada para a construir la “gran ficción”, la de una paternidad sin cuerpo, sin sexo y sin relaciones naturales.

Ese niño no podrá escuchar, en brazos de su madre, cerca de su corazón, el latido del corazón que le ha acompañado en el útero, un sonido reconfortante para él y habitual.

No sabrá nunca que puede agarrar su pecho, chupando la leche que su madre produce sólo para él. No sentirá el olor de su madre, el dulce aroma de la piel y la leche materna.

Ese niño fue obtenido por el nuevo mercado de la paternidad de los hijos, que implica procedimientos bien definidos: catálogos desde el cual seleccionar los llamados “donantes” mediadores competentes, abogados, contratos, pagos, multas que se deben pagar si no se respeta el contrato.

La foto debe emocionar, porque muestra que una pareja gay puede “tener” un hijo. Pero de hecho demuestra que no puede tenerlo, y sobre todo muestra que dos padres no son una madre
Eugenia Roccella (diputada italiana) 

(*)  Omitimos la foto a la que hace refencia la autora. Si lo desea puede verla en este enlace
Palabras de Agua y Luz
Intenciones de Oración