¡Sorpréndeme, oh Padre! Para que, dejándome guiar y llevar por Ti Tú, sólo Tú, seas el soplo que conduzca y empuje el navío de mis días ¡Sal a mi encuentro, con tus brazos abiertos! Y, apreciando tu presencia, nunca me falte tu aliento en mis pasos tu Palabra en mis débiles obras tu consejo en las noches de incertidumbres ¡Necesito tanto tu autoridad, Señor! Saber que me acompañas en mis luchas Creer que me arropas en mis proyectos ¡Sin ti, nada oh Dios! y contigo todo Eres la fuente de mi inspiración la semilla que, mis manos, dejan en el surco La llama viva con la cual intento prender el mundo El amor infinito que pone al descubierto el mío limitado, cerrado e interesado Eres, oh Dios, el dueño de la existencia Aquel que en el silencio habla y en el amor tiene su último y mejor mensaje Aquel que, cuando se le llama, tarde o temprano responde Aquel que, cuando se le arroja fuera del mundo, sigue aguardando el retorno con manos tendidas y abiertas ¡S...