Catena Legionis Antífona. ¿Quién es Esta que va subiendo cual aurora naciente, bella como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército formado en batalla? Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles, de generación en generación. Él hace proezas con brazo; dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres - en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. An...
"Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva." Juan 4,10
Dios bendiga a Mons. Daniel Jenky y a quienes bajaron este video comunicando su mensaje tan oportuno, para estar preparados a defender la fe de Jesucristo aquella transmitida y custodiada por la verdadera iglesia Católica como TRADICIÓN desde Cristo y sus apóstoles y que el maligno ha venido interviniendo y falseando a partir de Vaticano II.
ResponderEliminarLa fe es la Vida verdadera del Católico por eso debemos irnos mentalizando a defenderla con nuestra propia vida si es preciso, con la certeza de que aunque nuestro cuerpo físico quede en el camino, la iglesia no será derrotada, porque Cristo es su Cabeza y sus miembros fieles; triunfantes, purgantes y militantes siempre estaremos vivos. Y de nuevo la iglesia florecerá, y esta vez como un solo rebaño con un solo Pastor. La Jerusalén Celestial en un cielo y una tierra Nuevos, en ese Reino prometido al Hijo por Dios Padre, allí le veremos como Rey de reyes y Señor de señores.
Desde ahora alegrémonos en la Esperanza de que superada la Cruz, nos espera la Alegría y la Paz del Reino de Cristo en la tierra, donde beberemos con Él del vino nuevo de la promesa.