Lectura del libro de la Sabiduría
Insensatos
han sido todos los hombres que no han conocido a Dios y no han sido
capaces de descubrir, a través de las cosas buenas que se ven a
“Aquel-que-es” y que no han reconocido al artífice, fijándose en sus
obras, sino que han considerado como dioses al fuego, al viento, al aire
sutil, al cielo estrellado, al agua impetuosa o al sol y a la luna, que
rigen el mundo. Si fascinados por la belleza de las cosas, pensaron que
éstos eran dioses, sepan cuánto las aventaja el Señor de todas ellas,
pues fue el autor mismo de la belleza quien las creó. Y si fue su poder y
actividad lo que los impresionó, deduzcan de ahí cuánto más poderoso es
aquel que las hizo; pues reflexionando sobre la grandeza y hermosura de
las creaturas se puede llegar a contemplar a su creador.
Sin embargo, no son éstos tan dignos de
reprensión, pues tal vez andan desorientados, buscando y queriendo
encontrar a Dios. Como viven entre sus obras, se esfuerzan por
conocerlas y se dejan fascinar por la belleza de las cosas que ven. Pero
no por eso tienen excusa, pues si llegaron a ser tan sabios para
investigar el universo, ¿cómo no llegaron a descubrir fácilmente a su
creador?
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.