Lectura del libro de la Sabiduría
Los malvados dijeron
entre sí, discurriendo equivocadamente: “Tendamos una trampa al justo,
porque nos molesta y se opone a lo que hacemos; nos echa en cara
nuestras violaciones a la ley, nos reprende las faltas contra los
principios en que fuimos educados. Presume de que conoce a Dios y se
proclama a sí mismo hijo del Señor.
Ha
llegado a convertirse en un vivo reproche de nuestro modo de pensar y
su sola presencia es insufrible, porque lleva una vida distinta de los
demás y su conducta es extraña. Nos considera como monedas falsas y se
aparta de nuestro modo de vivir como de las inmundicias. Tiene por
dichosa la suerte final de los justos y se gloría de tener por padre a
Dios.
Veamos
si es cierto lo que dice, vamos a ver qué le pasa en su muerte. Si el
justo es hijo de Dios, él lo ayudará y lo librará de las manos de sus
enemigos. Sometámoslo a la humillación y a la tortura para conocer su
temple y su valor.Condenémoslo
a muerte ignominiosa, porque dice que hay quien mire por él”. Así
discurren los malvados, pero se engañan; su malicia los ciega.
No conocen los ocultos designios de Dios, no esperan el premio de la virtud, ni creen en la recompensa de una vida intachable.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.