En aquel tiempo,
Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que si su justicia no es
mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes
en el Reino de los cielos.
Han oído ustedes
que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante
el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será
llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será
llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al
fuego del lugar de castigo. Por lo tanto, si cuando vas a poner tu
ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene
alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a
reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu
ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el
camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a
la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el
último centavo