En verdad, en verdad os digo que
lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes,
pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a
luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a
luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido
un hombre en el mundo. También vosotros estáis tristes ahora, pero
volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os
la podrá quitar. Aquel día no me preguntaréis nada.