Ser bueno no consiste en no cometer ninguna falta, sino en saber enmendarse.
Nunca suprimas el bien para impedir un mal.
Las buenas obras es mejor hacerlas cuanto antes.
Las obras no son de caridad cuando se hacen por interés.
La caridad es ingeniosa para encontrar siempre motivos de alabanza.
El mundo está lleno de tontos y de astutos. Los astutos son los que trabajan y sufren para ganarse el cielo; los tontos son los que viven su vida sin pensar en la eternidad.
Dios es infinitamente rico y de una generosidad sin límites.
El tesoro más grande que se puede hallar en el cielo y en la tierra, está en el Sagrario, pues ahí habita el Dueño de todo lo creado.
Todos tienen necesidad de la Comunión: los buenos, para mantenerse virtuosos; los malos, para enmendarse.
Por nosotros mismos somos incapaces de descubrir nuestros defectos.
Nos sirva de lección y de experiencia todo cuanto sucede.
No basta saber las cosas, es necesario practicarlas.
Es más cristiano encender una cerilla, que maldecir las tinieblas.
Las cosas o se hacen bien, o mejor no se hacen.
Respeto a todos, miedo a ninguno.
La murmuración corrompe los corazones.
Recordad que ciencia sin conciencia, es la ruina de nuestra alma.
Fe y oración, he aquí el mejor arma, y nuestro apoyo.
¡Ánimo!. La misericordia de Dios es infinita.