Evagrio ha dicho: "Aquel que ha dominado su cólera ha triunfado sobre el demonio. Por el contrario, aquel que se someta al imperio de esta pasión, será totalmente ajeno a la vida monástica, etc." ¿Qué decir de nosotros, que aparte de la irritación y la cólera llegamos hasta el rencor ? ¿Qué hacer sino deplorar este estado tan vergonzoso e indigno del hombre? Permanezcamos alerta, hermanos, ayudémonos a nosotros mismos para que, con Dios, podamos preservarnos de la amargura de esta funesta pasión. Tal vez alguno de nosotros se disculpe con su hermano por la perturbación causada o la herida infligida, pero aun después de la disculpa persiste en su enojo y conserva malos pensamientos con respecto a ese hermano. No debe restarle importancia a esos pensamientos, sino que debe eliminarlos rápidamente. Ya que se trata del recuerdo de las injurias, y para evitar su peligro se deberá, como ya he dicho, vigilar estrechamente, siendo necesarios la disculpa y la lucha. Porque...