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Aquel que reza por sus enemigos, nunca conoce el rencor

Evagrio ha dicho: "Aquel que ha dominado su cólera ha triunfado sobre el demonio. Por el contrario, aquel que se someta al imperio de esta pasión, será totalmente ajeno a la vida monástica, etc." ¿Qué decir de nosotros, que aparte de la irritación y la cólera llegamos hasta el rencor ? ¿Qué hacer sino deplorar este estado tan vergonzoso e indigno del hombre? Permanezcamos alerta, hermanos, ayudémonos a nosotros mismos para que, con Dios, podamos preservarnos de la amargura de esta funesta pasión. Tal vez alguno de nosotros se disculpe con su hermano por la perturbación causada o la herida infligida, pero aun después de la disculpa persiste en su enojo y conserva malos pensamientos con respecto a ese hermano. No debe restarle importancia a esos pensamientos, sino que debe eliminarlos rápidamente. Ya que se trata del recuerdo de las injurias, y para evitar su peligro se deberá, como ya he dicho, vigilar estrechamente, siendo necesarios la disculpa y la lucha. Porque...

A ti levanto mis ojos, porque espero tu misericordia. (Salmo 122)

5 frases de madre Ángelica para tu vida

No se puede ir al cielo odiando a alguien. Perdona ahora. La fe es lo que te ayuda a comenzar. La esperanza es lo que te mantiene en marcha. El amor es lo que te lleva hasta el final. Tus planes, proyectos, sueños tienen que ser siempre más grandes que tú, para que Dios tenga espacio para trabajar. Aquellos que dicen la verdad te aman. Los que te dicen lo que quieres oír se aman a sí mismos. El amor no es un sentimiento; es una decisión. Madre Ángelica Compartir

Un pueblo que camina por el mundo - Manuel Rodríguez Díaz (Canto de Adviento... y Navidad)

Virgen de la Medalla Milagrosa

El 27 de noviembre de 1830 la Virgen Santísima se apareció a  Santa Catalina  Labouré , humilde religiosa vicentina, y se le apareció de esta manera: La Virgen venía vestida de blanco. Junto a Ella había  un globo luciente sobre el cual estaba la cruz. Nuestra Señora abrió sus manos y de sus dedos fulgentes salieron rayos luminosos que descendieron hacia la tierra. María Santísima dijo entonces a Sor Catalina: "Este globo que has visto es el mundo entero donde viven mis hijos. Estos rayos luminosos son las gracias y bendiciones que yo expando sobre todos aquellos que me invocan como Madre. Me siento tan contenta al poder ayudar a los hijos que me imploran protección. ¡Pero hay tantos que no me invocan jamás! Y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos, porque pocas veces me rezan". Entonces alrededor de la cabeza de la Virgen se formó un círculo o una aureola con estas palabras: "Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti". Y una voz...

Cámbiame a mí, Señor

Alma de Cristo - Manuel Rodríguez Díaz (Oración de san Ignacio de Loyola)