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Entradas

Beato José Gregorio Hernández

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Oración de Juan Pablo II a la Virgen de Guadalupe

Oh Virgen Inmaculada del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos, y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro. Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a Ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores. Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponernos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra. Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa. Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los obispos, para que conduzcan a los fieles por send...

Nuestra Señora del Rosario

Obra de Bartolomé Esteban Murillo (1617 - 1782) Nuestra Señora del Rosario, ruega por nosotros. Compartir

San Francisco: «juglar de Dios»

«Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas» Para Francisco la naturaleza no está corrompida. La naturaleza y la vida proceden de Dios . Están ahí para manifestarlo y servirlo. El mundo todo, por lo mismo, es un inmenso coro del que se alza un canto de alabanza jamás interrumpido. Francisco canta a las criaturas con un amor de pobre que le impide desear poseerlas. Nunca él se ha atrevido a materializar el espíritu, pero tampoco él ha osado nunca espiritualizar la naturaleza. En verdad, en su materialidad él no veía ni contemplaba sino su significado nuevo, espiritual, como en la mañana del mundo, cuando todo salió bello y puro de las manos de Dios. Francisco, por eso, predicó a los pájaros e inundado de gozo los bendijo (1 Cel 58). Acogió con premura y alegría a un pez, estando él en el lago Trasimeno, llamándolo hermano (1 Cel 61). Al contemplar el sol, la luna y las estrellas del firmamento sus ojos y su ánimo rebosaban de gozo (1 Cel 80). Se hizo amigo de ...

Novena de la confianza

Novena de la confianza Madre amable de mi vida, auxilio de los cristianos, la gracia que necesito, pongo en tus benditas manos. Dios te salve María… Tú que sabes mis pesares, pues todos te los confío, da la paz a los turbados y alivia el corazón mío. Dios te salve María…  Y aunque tu amor no merezco, no recurriré a Ti en vano, pues eres Madre de Dios y Auxilio de los Cristianos. Dios te salve María…  Acuérdate oh Madre Santa, que jamás se oyó decir, que alguno te haya implorado sin tu Auxilio recibir. Dios te salve María…  Por eso con fe y confianza, humilde y arrepentido, lleno de amor y esperanza, este favor yo te pido. (Se presenta la intención)  Salve Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro,...

San Chárbel. Ermitaño

Nació en el pueblo de Beqakafra, a 140km. del Líbano, capital libanesa, el 8 de mayo, de 1828. Era el quinto hijo de Antun Makhlouf y Brigitte Chidiac, una piadosa familia campesina. Fue bautizado a los ocho días en la Iglesia de Ntra. Señora en su pueblo natal, recibiendo por nombre Yusef (José). A los tres años el padre de Yusef fue inscrito en el ejército turco en la guerra contra los egipcios y muere cuando regresaba a casa. Su madre cuida de la familia siendo gran ejemplo de virtud y fe. Pasado un tiempo, ella se casa de nuevo con un hombre devoto quien eventualmente será ordenado sacerdote (en el rito maronita , hombres casados son elegibles al sacerdocio).

Oración por los enemigos

Bendice a mis enemigos, Señor. Yo también los bendigo y no los maldigo. Mis enemigos me han llevado a tus brazos más que mis amigos. Mis amigos me han atado a la tierra, mis enemigos han hecho que me desprenda de ella y han destruido mis aspiraciones en este mundo. Mis enemigos han hecho que sea un extranjero en los reinos de la tierra y que habite como forastero en este mundo. Del mismo modo que un animal perseguido por los cazadores encuentra un refugio más seguro que un animal despreocupado, yo, perseguido por mis enemigos, encontré el santuario más seguro oculto bajo tu tabernáculo, donde ni amigos ni enemigos pueden matar mi alma. Bendice a mis enemigos, Señor. Yo también los bendigo y no los maldigo. Ellos han confesado mis pecados ante el mundo en mi lugar. Me han castigado cuando yo he dudado en castigarme. Me han atormentado, cuando he intentado huir de los sufrimientos. Me han reprendido, cuando yo me envanecía. Me han escupido, cuando estaba lleno de arrogancia. Bendice a mi...