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Metanoia. Llamados a una total y verdadera transformación

Manuel Rodriguez Diaz En general, cuando hablamos de dejar todo para seguir a Jesús, cuando hablamos de cambio y de ser mejores, nos referimos a dejar atrás todo lo que consideramos malo; lo que nos daña a nosotros mismos y con lo que hacemos daños a los demás. Hablamos de cumplir los mandamientos (“No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre…”)

Domingo de Resurrección

¡Ha resucitado! A las mujeres que acudieron al sepulcro, la mañana de Pascua, el ángel les dijo: «No temáis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado. ¡Ha resucitado!». ¿Pero verdaderamente ha resucitado Jesús ? ¿Qué garantías tenemos de que se trata de un hecho realmente acontecido, y no de una invención o de una sugestión? San Pablo , escribiendo a la distancia de no más de veinticinco años de los hechos, cita a todas las personas que le vieron después de su resurrección, la mayoría de las cuales aún vivía (1 Co 15,8). ¿De qué hecho de la antigüedad tenemos testimonios tan fuertes como de éste?

Sábado santo

Cuando intentamos sintetizar las oraciones litúrgicas del sábado santo nos impresiona, ante todo, la profunda paz que respiran. Cristo se ha ocultado, pero a través de estas tinieblas impenetrables se ha convertido también en nuestra salvación; ahora se realizan las escuetas palabras del salmista: «aunque bajase hasta los infiernos, allí estás tú». En esta liturgia ocurre que, cuanto más avanza, comienzan a lucir en ella, como en la alborada, las primeras luces de la mañana de pascua. Si el viernes santo nos ponía ante los ojos la imagen desfigurada del traspasado, la liturgia del sábado santo nos recuerda, más bien, a los crucifijos de la antigua Iglesia: la cruz rodeada de rayos luminosos, que es una señal tanto de la muerte como de la resurrección.

Viernes santo

Mirarán al que traspasaron (Juan 19,37).  Con estas palabras cierra el evangelista Juan su exposición de la pasión del Señor ; con estas palabras abre la visión de Cristo en el último libro del Nuevo Testamento, el Apocalipsis , que deberíamos llamar «revelación secreta». Entre esta doble cita de la palabra profética veterotestamentaria se halla distendida toda la historia: entre la crucifixión y la vuelta del Señor.  En estas palabras se habla, simultáneamente, del anonadamiento del que murió en el Gólgota como un ladrón, y de la fuerza del que vendrá a juzgar al mundo y a nosotros mismos.

Jueves santo

El lavatorio de los pies Joseph Ratzinger . En esta meditación quisiera interpretar un aspecto de la visión del misterio pascual que hallamos en el Evangelio de Juan. Muchos exegetas actuales se hallan de acuerdo en que el Evangelio de Juan se divide en dos partes:

Miércoles santo

 Foto: Leonardo Noguera / El Nacional . Hoy vamos a meditar la misma escena que ayer, explicada esta vez por Mateo . Lo esencial es común en ambas narraciones. Pero Mateo pone de relieve algunas significaciones diferentes de las anotadas por Juan.

Martes santo

- Jesús dijo: "Uno de vosotros me entregará" Se miraban los discípulos unos a otros, sin saber de quién hablaba. Jesús toma la iniciativa de anunciar la traición. Está solo. Nadie entiende en esto nada.