Gracias Señor, por tu amor sin tregua y sin fronteras

Estoy ante Ti, Señor Dios, un pecador. En todos los reinos de Tu creación, nadie es más desmerecedor de Tu amor que yo. . . Esto es por lo que me atrevo a acercarme a Tu Presencia. . . Tu poder es mayor en la debilidad. Tu amor es más gratuito con el ingrato y Tu misericordia más sublime con el indigno.

Mi Dios, eres mi ancla en un mar tormentoso, mi serenidad en una noche ventosa, mi esperanza cuando todo lo demás falla. Tu Presencia me rodea como un escudo protector y cuando las flechas de mi egoísmo Te atraviesan, Tus amorosos brazos se extienden para alargar Tus manos y asir mi alma errante.

Me ha llevado mucho tiempo rendirme a Tu Amor y Providencia. . . descargar mis tensiones en Tu serenidad, mis miedos en Tu omnipotencia y mi indiferencia en Tu amor. Yo me aferro a estas debilidades como si fueran tesoros. Mi alma clama por la libertad y el mismo Deseo por alcanzar la liberación de la tiranía tiene a mi alma prisionera de mí.

Yo no pido riquezas que perecen o la fama que se desvanece como la llovizna de la mañana. Yo sólo pido la libertad de un niño de Dios, con una meta, un amor, un deseo de agradarte. Mi corazón te anhela, ¡Oh Dios! Mi alma clama a Ti. Vivir sin Ti es como un desierto desprovisto de vida y belleza. ¿Puede ser que la arena seca y el calor abrasador purifiquen mi alma y la limpien de todas esas debilidades que me hacen tan contrario a Ti? ¿Debo vagar a través de la vida buscando y encontrándote, solo para perderte de nuevo?

La tortura de perderte y el éxtasis de encontrarte, ¿forman y conforman mi alma a Tu imagen? El extender mi mano para tocar Tu Mano y el retroceso al perderla, ¿ejercitan mi Voluntad? ¿Te escondes cuándo casi Te vislumbro, para que así Te busque más ardientemente?

¿Qué secreto debo encontrar que me permita amarte solo a Ti y sobre todas las cosas, verte en mi prójimo, en los sufrimientos de mi vida y en las alegrías que se esparcen aquí y allí para darme un atisbo del Cielo?

Jesús, aunque las muchedumbres me rodean, mi alma está sola y el silencio me asusta. Oír el ruido fuera y sentir el silencio dentro me dan la sensación de vivir al mismo tiempo en dos mundos. Un mundo reclama mi atención y otro mi amor. ¡Oh Dios!, yo escojo Tu mundo, elijo vagar por los reinos ilimitados de Tu amor, contemplando siempre una nueva belleza, escuchando siempre la música de Tu perdón misericordioso.


Mi mente, ¡Oh Dios!, forcejea con el misterio de Tu Eternidad y Trinidad. Está tan humillada que llega a un punto que no puede cruzar - el punto en el que una mente creada comprende que su capacidad es demasiado pequeña para abarcar el Infinito. Entonces es, Oh Dios, cuando mi alma realmente se muestra como es - creada y limitada. Se alegrará de esperar hasta que Tu Bondad se digne elevarla, a través de la Fe, hasta las inalcanzables estrellas del misterio.


Nunca separas Tus ojos de mí y todavía mis ojos vagan a través del mundo para buscar un lugar donde descansar. ¿Por qué no puedo amarte como Tú me amas? ¿Por qué busco lo que es finito cuándo yo puedo poseer al Infinito? Mi inconstancia debe pasmar a los Ángeles que ven cuán pasajeras son las cosas a las que me aferro.


¡Oh Espíritu del Señor!, la Fe impulsa mi mente y mi alma a esos reinos del misterio, inalcanzable por mis propios esfuerzos. ¿Qué impulso de Amor te hizo elevar mi pobre alma sobre sí misma? ¿Es mi debilidad un desafío a Tu Misericordia como Señor de todos? Como Trinidad, ¿recorriste la tierra en busca de alguna débil criatura a quien podrías dar el tesoro de los tesoros - la Gracia? Tu Amor compasivo, afable Padre, remolcó mi egoísmo para despojarme de los trapos que me cuelgan para vestirme con los hermosos vestidos de la santidad.

Todos los días, mi Jesús, aprendo, por alguna situación o experiencia, mi gran necesidad de Ti. Cuando intento ser paciente en mis fuerzas, mi paciencia es forzada y efímera. Es obvio para todos que estoy intentando ser paciente con desesperación. Cuando levanto mi mente y mi corazón a Ti, querido Jesús, y Te veo paciente tan serenamente, mi alma bebe en ese espíritu de paciencia como una brisa fresca en una noche húmeda. Tu paciencia penetra mi ser y sólo entonces soy verdaderamente paciente. Es costoso aprender que puedo fructificar solo en Ti.



¡Cuánto me amas! El amor es probado por el Sacrificio y Tú lo has demostrado Tu amor por mí. Este hecho me hace sentir pequeño porque me obliga a que admita que mi amor por Ti es muy pequeño. Yo huyo del sacrificio y tengo miedo del dolor. La muerte me parece a veces como un túnel oscuro para ser atravesado y el futuro parece indeseable. Cuando comparo mi actitud con la Tuya, comprendo que en mí no tengo nada que ofrecerte Lo único que te pido es Tu Amor por mí. Cuando pienso en ese Amor, siento una ola súbita de valor para enfrentar el futuro. Incluso la muerte se convierte en el precioso momento en el que Aquel que ama y el que es amado, se encuentran cara a cara.

Señor Padre, la vida siempre es más fácil cuando aguardo cerca de Ti. A veces me pregunto por qué es tan difícil mantener mi alma unida a la única Fuente de felicidad. Parecería que yo debería ser atraído por Ti como un pedazo de hierro por un imán y todavía mi propia Voluntad y mis debilidades forman una barrera que mantiene mi alma separada de Ti. Lo que verdaderamente quiero ser, no lo soy. Yo huyo de la poda que necesito para ser como Tú. Mi vida es una contradicción. Mi alma anhela la santidad y después huye de la mortificación necesaria para lograrla. Yo tendré que depender de Ti, querido Jesús, para sacar mi pobre alma de su debilidad y vestirla con el valor y la fuerza de Tu Espíritu Santo. Entonces daré frutos- el fruto que agrada al Padre.











Acción de gracias

Gracias Señor, por tu muerte y resurrección que nos salva

Gracias Señor, por haber instituido la Eucaristía que nos alimenta

Gracias Señor, por este tiempo que nos has concedido para adorarte y alabarte

Gracias Señor, por todos los beneficios que nos concedes.

Gracias Señor, por esta hora de comunión contigo

Gracias Señor, por tus palabras que reconfortan y sanan

Gracias Señor, por tu cruz que tanto nos enseña

Gracias Señor, por tu sangre que a tantos salva

Gracias Señor, por la Madre que al pie del madero nos dejas

Gracias Señor, por olvidar nuestras traiciones e incoherencias

Gracias Señor, por perdonar el sueño que nos aleja del estar en vela

Gracias Señor, por ese pan partido en la mesa de la última cena

Gracias Señor, por tu sacerdocio que es generosidad, ofrenda y entrega

Gracias Señor, por tu amor sin tregua y sin fronteras


Gracias Señor, gracias

Textos de Conversaciones espontáneas con el Señor, de la Madre Angélica (EWTN)
Fotos por Manuel Rodriguez Diaz

Palabras de Agua y Luz
Intenciones de Oración