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Mostrando entradas de diciembre, 2016

Retrocediendo

Manuel Rodriguez Diaz. Se puede quitar el polvo que se ha quedado a vivir sobre una foto vieja; se le puede pasar un trapo húmedo, no demasiado húmedo, y seguramente existen productos químicos utilizables en estos casos. No lo sé. Lo que (sí) sé es que no puedes quitar el sucio que aparece reproducido en la fotografía en cuestión. Tratar de corregir el pasado es una forma de perder el presente. Ni una, ni diez mil, ni un millón de personas, por más que traten, pueden irse a vivir a otro siglo ni mucho menos llevar a otros, por las buenas o a las malas, a una especie de burbuja impenetrable dentro de la cual el siglo 21 no exista y los almanaques digan que es el año 1800 o el 1910. No importa que se lo crean. No se puede. No es verdad.

Es Navidad

En un año 2016 tan difícil, se hace aún más necesario recordar que  ES NAVIDAD. Paz y Bien

En la primera Navidad todo salió mal

"Ningún problema nos puede impedir amar a Jesús." Hay que recordar que en la primera Navidad todo salió mal. La Virgen y San José estaban llenos de graves problemas. Estaban lejos de su hogar, no encontraron lugar y tuvieron que irse a un establo, entre animales. Allí todo era frío, oscuridad, abandono.... Todo parecía salir mal pero todo salió bien. Porque nació el Niño Dios . La Virgen y José no se dejaron vencer por los problemas. Pusieron su corazón en El y sólo en El. No fue fácil, pero triunfó el amor sobre las mayores pruebas. Nada ni nadie los pudo separar del amor de Dios que se hizo vida entre ellos. Benditos los que se abren para ver mas allá de los problemas y reciben la Palabra que se hizo carne.

Buen José

En nuestros nacimientos eres, buen José , una figura de segundo plano; casi de tan poca importancia, como el buey y la mula , que una vieja y bella tradición franciscana, situó a ambos lados del Niño. Tú quedas ahí, casi escondido, al lado del misterio del gran Dios, convertido en carne de niño.

Nuestra Señora de Guadalupe

Nican mopohua (* ) Primera aparición. Diez años después de tomada la ciudad de México se suspendió la guerra y hubo paz entre los pueblos, así como empezó a brotar la fe, el conocimiento del verdadero Dios, por quien se vive. A la sazón, en el año de mil quinientos treinta y uno, a pocos días del mes de diciembre, sucedió que había un pobre indio, de nombre Juan Diego según se dice, natural de Cuautitlán. Tocante a las cosas espirituales aún todo pertenecía a Tlatilolco. Era sábado, muy de madrugada, y venía en pos del culto divino y de sus mandados. Al llegar junto al cerrillo "llamado Tepeyácac amanecía y oyó cantar arriba del cerrillo: semejaba canto de varios pájaros preciosos; callaban a ratos las voces de los cantores; y parecía que el monte les respondía. Su canto, muy suave y deleitoso, sobrepujaba al del COYOL TOTOTL y del TZINIZCAN y de otros pájaros lindos que cantan. Se paró Juan Diego a ver y dijo para sí: "¿Por ventura soy digno de lo que oigo? ...