P. Mariano de Blas Jesucristo se nos da en la Eucaristía como Compañero de camino. Recordemos aquel pasaje de los dos discípulos de Emaús que se iban de Jerusalén a su pueblito, tal vez con la convicción de que no había ya nada que hacer. Regresaban a lo de antes, regresaban a su vida antigua. Y, de pronto, un caminante se les acerca, un caminante que no quería, no permitía que lo reconocieran; era Jesús. Comienza una conversación más o menos larga, un poco difícil al principio, porque hasta le dicen: “¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha pasado en Jerusalén?” Y Él pregunta: “¿qué?, ¿qué ha pasado?” Después… les explica con la Biblia en la mano todos los pasajes que se referían a Él; dando obviamente a esta explicación un calor, una vitalidad que tuvo efecto Cuando ya llegaron a Emaús, Jesús hizo el ademán de seguir adelante, como queriendo decir: ¡si me necesitan, díganmelo! Entonces le dijeron: ¡Quédate con nosotros! Lo invitan a cenar, Y a lo q...
"Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva." Juan 4,10