Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su nombre (Hechos 22, 16)
Pedro les contestó: "Conviértanse y que cada uno se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de sus pecados; y recibirán el don del Espíritu Santo; pues la Promesa es para ustedes y para sus hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor Dios nuestro." (Hechos 2, 38-39)
Y les dijo: vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. (Marcos 16, 15-16)
Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva. (Romanos 6, 4)
Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra (Efesios 5, 25-26)
Él nos salvó, no por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino según su misericordia, por medio del baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo, que derramó sobre nosotros con largueza por medio de Jesucristo nuestro Salvador, (Tito 3, 5-6)
Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. (Hechos 19, 5)
No quiero que ignoren, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar; y todos fueron bautizados en Moisés, por la nube y el mar; (1 Corintios 10, 1-2)
Acerquémonos con sincero corazón, en plenitud de fe, purificados los corazones de conciencia mala y lavados los cuerpos con agua pura. (Hebreos 10, 22)
Respondió Jesús: En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. (Juan 3, 5)