- Todos buscáis amar y ser amados. Tenéis que volver a Dios para aprender a amar y para tener la fuerza de amar. El Espíritu, que es Amor, puede abrir vuestros corazones para recibir el don del amor auténtico. Todos buscáis la verdad y queréis vivir de ella. Cristo es esta verdad. Él es el único Camino, la única Verdad y la verdadera Vida. Seguir a Cristo significa realmente “remar mar a dentro”, como dicen varias veces los Salmos. El camino de la Verdad es uno y al mismo tiempo múltiple, según los diversos carismas, como la Verdad es una y al mismo tiempo de una riqueza inagotable. Confiad en el Espíritu Santo para descubrir a Cristo. El Espíritu es el guía necesario de la oración, el alma de nuestra esperanza y el manantial de la genuina alegría.
- La novedad del anuncio cristiano es la posibilidad de decir ahora a todos los pueblos: Él se ha revelado. Él personalmente. Y ahora está abierto el camino hacia Él. La novedad del anuncio cristiano consiste en un hecho: Él se ha mostrado. Pero esto no es un hecho ciego, sino un hecho que, en sí mismo, es Logos -presencia de la Razón eterna en nuestra carne. Verbum caro factum est (Jn 1,14): precisamente así en el hecho ahora está el Logos, el Logos presente en medio de nosotros. El hecho es razonable. Ciertamente hay que contar siempre con la humildad de la razón para poder acogerlo; hay que contar con la humildad del hombre que responde a la humildad de Dios.
- La Cruz no es sólo el signo de vuestra vida en Dios y de vuestra salvación, sino también –lo sabéis- el testigo mudo de los padecimientos de los hombres y, al mismo tiempo, la expresión única y preciosa de todas sus esperanzas.
- La esperanza seguirá siempre la más fuerte. La Iglesia, construida sobre la roca de Cristo, tiene las promesas de vida eterna, no porque sus miembros sean más santos que los demás, sino porque Cristo hizo esta promesa a Pedro: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder del infierno no la derrotará” (Mt 16,18-19)
Fuente: Ecclesia Digital