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San Juan Bosco: El sueño de las dos columnas. Profecías sobre la Crisis en la Iglesia

"...Otras naves, que por miedo al combate se habían retirado y que se encuentran muy distantes, continúan observando prudentemente los acontecimientos, hasta que, al desaparecer en los abismos del mar los restos de las naves destruidas..." El 26 de mayo de 1862 Don Bosco había prometido a sus jóvenes que les narraría algo muy agradable en los últimos días del mes. El 30 de mayo, por la noche les contó lo siguiente: Os quiero contar un sueño. Es cierto que el que sueña no razona; con todo, yo que os contaría a Vosotros hasta mis pecados si no temiera que salieran huyendo asustados, o que se cayera la casa, se lo voy a contar para su bien espiritual. Este sueño lo tuve hace algunos días. Figúrense que están conmigo a la orilla del mar, o mejor, sobre un escollo aislado, desde el cual no ven más tierra que la que tienen debajo de los pies. En toda aquella superficie líquida se ve una multitud incontable de naves dispuestas en orden de batalla, cuyas proas terminan ...

Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues

La conversión de Pablo. En aquellos días, dijo Pablo al pueblo de Jerusalén: Yo soy judío, nací en Tarso de Cilicia, pero me crié en esta ciudad; fui alumno de Gamaliel y aprendí hasta el último detalle de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto fervor como vosotros mostráis ahora. Yo perseguí a muerte este nuevo camino metiendo en la cárcel, encadenados, a hombres y mujeres; y son testigos de esto el mismo sumo sacerdote y todos los ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y fui allí para traerme presos a Jerusalén a los que encontrase, para que los condenaran. Pero en el viaje, cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor, caí por tierra y oí una voz que me decía: -- Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

Homilía del Papa Francisco en la misa de exequias por el Papa emérito Benedicto XVI.

“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46). Son las últimas palabras que el Señor pronunció en la cruz; su último suspiro -podríamos decir- capaz de confirmar lo que caracterizó toda su vida: una entrega continua en las manos de su Padre. Manos de perdón y de compasión, de curación y de misericordia, manos de unción y de bendición, que lo impulsaron a entregarse también en manos de sus hermanos. El Señor, abierto a las historias que va encontrando en el camino, se deja cincelar por la voluntad de Dios, cargando con todas las consecuencias y dificultades del Evangelio hasta ver sus manos heridas por amor: «Mira mis manos», él dijo a Tomás (Jn 20,27), y nos lo dice a cada uno de nosotros. Manos heridas que se extienden y no cesan de ofrecerse, para que conozcamos el amor que Dios nos tiene y creamos en él (cf. 1 Jn 4,16). “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” es la invitación y el programa de vida que susurra y quiere modelar el corazón del pastor como el de un alfare...

Los inocentes

El mayor destructor de la paz hoy en día es el aborto, porque es la guerra en contra los niños, el asesinato directo de los inocentes, asesinato de la Madre en contra de si misma. Si nosotros aceptamos que una Madre asesine a su propio hijo, ¿cómo entonces podemos decirle a otros que no se maten entre sí? ¿Cómo podemos convencer a una mujer de no tener un aborto? Como en todo, debemos persuadirla con amor y nos recordamos que amar significa dar hasta que duela. Jesús dio hasta su vida por amarnos. Así es que, la Madre, que esté pensando en tener un aborto, debe ser ayudada a amar , o sea dar hasta que le duelan sus planes, o su tiempo libre, para que respete la vida de su hijo. El Padre de ese niño, quien quiera que sea, debe dar también hasta que le duela. Con el aborto, la Madre no aprende a amar, sino a matar hasta su propio hijo para resolver sus problemas. Y con el aborto, al Padre se le dice que no tiene que tener responsabilidad alguna por el niño que ha traído a...

Nican mopohua - el relato de las apariciones marianas de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac

Primera aparición Diez años después de tomada la ciudad de México se suspendió la guerra y hubo paz entre los pueblos, así como empezó a brotar la fe, el conocimiento del verdadero Dios, por quien se vive.  A la sazón, en el año de mil quinientos treinta y uno, a pocos días del mes de diciembre, sucedió que había un pobre indio, de nombre Juan Diego según se dice, natural de Cuautitlán. Tocante a las cosas espirituales aún todo pertenecía a Tlatilolco.  Era sábado, muy de madrugada, y venía en pos del culto divino y de sus mandados. Al llegar junto al cerrillo "llamado Tepeyácac amanecía y oyó cantar arriba del cerrillo: semejaba canto de varios pájaros preciosos; callaban a ratos las voces de los cantores; y parecía que el monte les respondía. Su canto, muy suave y deleitoso, sobrepujaba al del COYOL TOTOTL y del TZINIZCAN y de otros pájaros lindos que cantan.  Se paró Juan Diego a ver y dijo para sí: "¿Por ventura soy digno de lo que oigo? ¿quizás ...

¿Dónde esperas a Dios?

Hermanos: hemos ido muchas veces a la enorme estación y se nos ha dicho por el altavoz: “Llega inmediatamente por la vía 12” o “llega por la vía 4”. Pero no. No llegaba Dra unaestrella o un estrello del cine, o un magnate de las finanzas, o un general de la OTAN, o un gran político, o una gran figura eclesial, quizás hasta un visionario religioso... Pero no era, no, no era Dios. ¡Tantos advientos! ¡ Tantas esperas ya...! Y volvíamos a casa con el mal sabor de boca de la tomadura de pelo, o de nuestra ingenua candidez, prometiéndonos que otra vez iban a engañar a su tía... Pero, vamos a ver, hermanos: ¿Dónde podemos encontrar a Dios ? Todo el Antiguo Testamento esperándole los reyes, los sabios, los importantes. Quizás esperándole en la torre del templo, o en el palacio real, en la clase de los teólogos. Y luego les hace trampa. Se esconde entre los analfabetos y los animales, que a tantos les parece casi lo mismo. ¡Dios tiene unas bromas! ¿Dónde esperas a Dios en este ad...

Día de los fieles difuntos - Una oración por las almas del purgatorio

Oración por las almas del purgatorio Dios omnipotente, Padre de bondad y de misericordia, apiadaos de las benditas almas del Purgatorio y ayudad a mis queridos padres y antepasados.A cada invocación se contesta: ¡Jesús mío, misericordia!Ayudad a mis hermanos y parientes. Ayudad a todos mis bienhechores espirituales y temporales. Ayudad a los que han sido mis amigos. Ayudad a cuantos debo amor y oración. Ayudad a cuantos he perjudicado y dañado. Ayudad a los que han faltado contra mí. Ayudad a aquellos a quienes profesáis predilección. Ayudad a los que están más próximos a la unión con Vos. Ayudad a los que os desean más ardientemente. Ayudad a los que sufren más. Ayudad a los que están más lejos de su liberación. Ayudad a los que menos auxilio reciben. Ayudad a los que más méritos tienen por la Iglesia. Ayudad a los que fueron ricos aquí, y allí son los más pobres. Ayudad a los poderosos, que ahora son como viles siervos. Ayudad a los ciegos que ahora reconocen su ceguera. Ayudad a los...