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Mostrando entradas de octubre, 2018

Santa Teresa de Jesús (Teresa de Ávila)

Nació en Ávila, España, el 28 de marzo de 1515. Su nombre, Teresa de Cepeda y Ahumada, hija de Alonso Sánchez de Cepeda y Beatriz Dávila Ahumada. En su casa eran 12 hijos. Tres del primer matrimonio de Don Alonso y nueve del segundo, entre estos últimos, Teresa. Escribe en su autobiografía: "Por la gracia de Dios, todos mis hermanos y medios hermanos se asemejaban en la virtud a mis buenos padres, menos yo". De niños, ella y Rodrigo, su hermano, eran muy aficionados a leer vidas de santos, y se emocionaron al saber que los que ofrecen su vida por amor a Cristo reciben un gran premio en el cielo. Así que dispusieronse irse a tierras de mahometanos a declararse amigos de Jesús y así ser martirizados para conseguir un buen puesto en el cielo. Afortunadamente, por el camino se encontraron con un tío suyo que los regresó a su hogar. Entonces dispusieronse construir una celda en el solar de la casa e irse a rezar allá de vez en cuando, sin que nadie los molestara ni los di...

San Francisco de Asís

(*) —¿Por qué a ti? ¿Por qué a ti? ¿Por qué todo el mundo viene en pos de ti? Así le preguntaba cierto día a San Francisco uno de sus discípulos, intrigado por la irresistible atracción que ejercía un hombre externamente tan despreciable como el Pobrecillo de Asís. Fray Maseo, que tal era el nombre del que preguntaba, se planteó hace ya siete siglos un problema que todavia hay sigue intrigando a cuantos reflexionan sobre él. Prescindiendo de los innumerables simpatizantes que San Francisco tiene, tanto entre los católicos como entre los que no lo son, cuarenta y seis mil religiosos, ciento cincuenta mil religiosas y tres millones de terciarios franciscanos están atestiguando que todavía subsiste actualmente el hecho observado por fray Maseo. Nuestra sabiduría popular lo ha reflejado en el adagio de que "o por fraile o por hermano, todo el mundo es franciscano". Y esto viene sucediendo así desde hace setecientos años. ¿Qué tendrá San Francisco para ejercer esta...

El valor del sufrimiento

"Desde ahora la Cruz no es un signo de desesperanza, ha sido elevada en lo alto y en ella yace el Hijo de Dios." Madre Angélica El sufrimiento, en todas sus formas, fue desde los orígenes un misterio y una herida para la raza humana. Fue temido, maldecido y apartado, fue un signo de contradicción y una maldición. Jesús se hizo hombre y, al aceptar las consecuencias de nuestra caída y sufrir como todos nosotros sufrimos, elevó el sufrimiento, lo transformó, le dio poder, y entendió el dolor de cada miembro de la humanidad como el suyo. Tanto así, que cuando alivio el dolor de mi hermano, o me compadezco de él, Jesús considera esto como si se lo hiciera a Él mismo. Siempre existió sufrimiento, dolor, hambre y sed antes de la Redención, y después de ella incluso, sigue habiendo sufrimiento, dolor, hambre y sed. La Redención me dio más que la exención del dolor: me dio a Jesús, su gracia, el Espíritu , el amor, la paz y la alegría. La Redención me ha elevado...