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Mostrando entradas de agosto, 2014

No me mueve mi Dios para quererte

No me mueve mi Dios para quererte (Santa Teresa de Ávila) No me mueve mi Dios para quererte el cielo que me tienes prometido ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte Tú me mueves señor, mueveme el verte clavado en una cruz, escarnecido Mueveme al ver tu cuerpo tan herido Mueveme tus afrentas y tu muerte Mueveme, al fin, tu amor y en tal manera que aunque no hubiera cielo yo te amara y aunque no hubiera infierno te temiera No me tienes que dar porque te quiera Pues, aunque lo que espero no esperara y lo mismo que te quiero te quisiera Arreglo e interpretación por Manuel Rodriguez Diaz Aguaviva - OA

Homosexualidad: el mito romántico y la trágica realidad

El movimiento homosexual presenta una visión idílica y romántica de su estilo de vida, a la que fielmente hacen eco la industria del entretenimiento y la media de izquierda. Hollywood presenta a los homosexuales y lesbianas como jóvenes, de buena apariencia, saludables e irradiando felicidad. Asimismo, las parejas homosexuales son presentadas como románticas y exitosas. a) La trágica realidad La trágica verdad es que esta imagen romántica de “amor” homosexual contrasta con la realidad. Detrás del alegre barniz, el estilo de vida homosexual está lleno de violencia, infidelidad y trauma. Los hechos fríos y rudos prueban que el sentimentalismo erótico (y neurótico) entre personas del mismo sexo nada tiene del amor conyugal, que une a un hombre y a una mujer en el legítimo matrimonio tradicional contraído de acuerdo con el plan de Dios y la ley natural. Ninguna coreografía puede ocultar la verdad. b) Una “monogamia” indeseada Si la homosexualidad quiere ser aceptada como no...

Tú vas conmigo

Salmos

Francisco Palazón y Emilio Pascual - Ave María

¿La misa es aburrida?

“¡La misa es tan aburrida!” ¿Cuántas veces vosotros, padres, habéis oído a vuestros hijos decir estas palabras el domingo por la mañana? ¿Cuántas vosotros, profesores y catequistas, cuando los preparáis para la misa? Y, admitámoslo, ¿cuántas veces nos lo hemos dicho a nosotros mismos? ¿Qué decimos ante una afirmación tan desafortunada y casi sacrílega? Bien, para empezar, simplemente respondemos: ¡No, no lo es! Tal vez encuentres que la misa sea aburrida, pero es más tu problema que un defecto de la misa. Hay muchas actividades importantes de la vida que podemos considerar “aburridas”: las visitas al dentista; los pacientes con insuficiencia renal me dicen que ir a diálisis tres veces a la semana no es nada emocionante; votar no es nada divertido. Pero las tres son importantes para nuestro bienestar y su valor no depende de nuestra euforia cuando las hacemos. La misa es, sin duda, más importante para la salud de nuestra alma que estos ejemplos. Nuestro problema es el ab...

La Eucaristía, sacrificio de alabanza

1. "Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria". Con esta proclamación de alabanza a la Trinidad se concluye en toda celebración eucarística la plegaria del Canon. En efecto, la Eucaristía es el perfecto "sacrificio de alabanza", la glorificación más elevada que sube de la tierra al cielo, "la fuente y cima de toda la vida cristiana, en la que los hijos de Dios ofrecen al Padre la víctima divina y a sí mismos con ella" (cf. Lumen gentium, 11). En el Nuevo Testamento la carta a los Hebreos nos enseña que la liturgia cristiana es ofrecida por un "sumo sacerdote santo, inocente, incontaminado, apartado de los pecadores y encumbrado por encima de los cielos", que ha realizado de una vez para siempre un único sacrificio "ofreciéndose a sí mismo" (cf. Hb 7, 26-27). "Por medio de él -dice la carta-, ofrecemos a Dios sin cesar un sacrificio de alabanza"...