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Mostrando entradas de julio, 2014

Señor, haz de mí un instrumento de tu paz

Oración Franciscana  ¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz! Que allí donde haya odio, ponga yo amor; donde haya ofensa, ponga yo perdón; donde haya discordia, ponga yo unión; donde haya error, ponga yo verdad; donde haya duda, ponga yo fe; donde haya desesperación, ponga yo esperanza; donde haya tinieblas, ponga yo luz; donde haya tristeza, ponga yo alegría. ¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto ser consolado como consolar; ser comprendido, como comprender; ser amado, como amar. Porque dando es como se recibe; olvidando, como se encuentra; perdonando, como se es perdonado; muriendo, como se resucita a la vida eterna.

Padre nuestro, que estás en el cielo

Jesús en la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento) (II)

Los libros que conforman el Antiguo Testamento furon escritos cientos de años antes del nacimiento de Jesús. Allí se encuentran muchas profecías acerca de Él, cumplidas a través de sa vida, muerte y resurrección. Entraría triunfante a Jerusalén sobre un pollino Zacarías 9:9 “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.” Juan 12:13-14 “tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna!(3) ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor,(4) el Rey de Israel! 14 Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre él, como está escrito…” El tiempo de su llegada, profetizado desde el principio Daniel 9:25-26 “Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el ...

La Virgen del Carmen y el Escapulario

Roberto O'Farrill presenta en imágenes la nota "La Virgen del Carmen y el Escapulario"

Jesús en la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento)

Los libros que conforman el Antiguo Testamento furon escritos cientos de años antes del nacimiento de Jesús. Allí se encuentran muchas profecías acerca de Él, cumplidas a través de sa vida, muerte y resurrección. Descendiente de Abraham Génesis 18:18 “Habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra” Hechos 3:25 “Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios concertó con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra.” Descendiente de Isaac Génesis 17:19 “Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él.” Mateo 1:2 “Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos.” Descendiente de Jacob Numeros 24:17 “Lo veré, mas no ahora; Lo miraré, mas no...

Bendito sea el Señor por siempre (Salmo 89,53)

Saludo a la Bienaventurada Virgen María

Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María, que eres virgen hecha iglesia y elegida por el santísimo Padre del cielo, a la cual consagró Él con su santísimo amado Hijo y el Espíritu Santo Paráclito, en la cual estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien. Salve, palacio suyo; salve, tabernáculo suyo; salve, casa suya. Salve, vestidura suya; salve, esclava suya; salve, Madre suya y todas vosotras, santas virtudes, que sois infundidas por la gracia e iluminación del Espíritu Santo en los corazones de los fieles, para que de infieles hagáis fieles a Dios. (San Francisco de Asís)

Alfredo Sadel - Ave María

Alfredo Sadel Ave María

Porque me has visto has creído (Juan 20,24-29)

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré». Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído».