Puedes avanzar, avanzar en círculos; pero avanzar en círculos no es avanzar.
Puedes dar vueltas y más vueltas para no llegar a ningún lado, para no escuchar lo que grita el corazón; y el corazón sabe y grita que hay un vacío que no se llena, una sed que no se apaga.
Ese vacío nada en el mundo lo llenará, y esa sed, toda el agua del mundo tan sólo podrá calmarla por momentos.
Reconocer esta verdad es detenerse y romper el círculo; dejar de dar vueltas.
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