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Como semilla de mostaza

Por: Manuel Rodriguez Diaz. Dice el Evangelio según San Marcos : “El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo” (Marcos 4, 26-27) Muchas veces hemos sembrado la semilla de una idea, de un proyecto que anhelamos llevar a cabo, de algo que sentimos es un llamado a la acción; sin embargo, la impaciencia nos atormenta y lo que sembramos con las manos no lo dejamos brotar, mirando una y otra vez si ya germina, si ya se asoma, regando una y otra vez con el agua de la inquietud hasta que ahogamos la semilla y la perdemos para siempre.  Eso ocurre por creer que todo depende de nosotros, por depositar toda la confianza en nuestras capacidades y no reconocer que nuestro Padre ha dispuesto todo, el orden perfecto de Su creación es inalterable y es en Él donde debe residir nuestra confianza.

La hija de Sión

Por SS Juan Pablo II. 1. La Biblia usa con frecuencia la expresión hija de Sión para referirse a los habitantes de la ciudad de Jerusalén, cuya parte histórica y religiosamente más significativa es el monte Sión (cf. Mi 4, 10­13; So 3, 14­18; Za 2, 14; 9, 9­10). Esta personalización en femenino hace más fácil la interpretación esponsal de las relaciones de amor entre Dios e Israel, señalado a menudo con los términos novia o esposa. La historia de la salvación es la historia del amor de Dios , pero en ocasiones también de la infidelidad del ser humano. La palabra del Señor reprocha a menudo a la esposa­pueblo el hecho de haber violado la alianza nupcial establecida con Dios: «Como engaña una mujer a su compañero, así me ha engañado la casa de Israel» (Jr 3, 20) e invita a los hijos de Israel a acusar a su madre: «¡Acusad a vuestra madre, acusadla, porque ella ya no es mi mujer, y yo no soy su marido!» (Os 2, 4). ¿En qué consiste el pecado de infidelidad con el que se mancha Israel,...

10 citas bíblicas sobre la envidia

Pues donde existen envidias y espíritu de contienda, allí hay desconcierto y toda clase de maldad. (Santiago 3, 16) El corazón manso es vida del cuerpo; la envidia es caries de los huesos. (Proverbios 14, 30) Pero si tienen en su corazón amarga envidia y espíritu de contienda, no se jacten ni mientan contra la verdad. (Santiago 3, 14)

Dios es Luz, en él no hay tiniebla alguna

Y este es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos: Dios es Luz, en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que estamos en comunión con él, y caminamos en tinieblas, mentimos y no obramos la verdad. 1 Juan 1, 5-6

Oración por Venezuela

Jesucristo, Señor Nuestro, acudimos a ti en esta hora de tantas necesidades en nuestra patria. Nos sentimos inquietos y esperanzados, y pedimos la fortaleza como don precioso de tu Espíritu. Anhelamos ser un pueblo identificado con el respeto a la dignidad humana, la libertad, la justicia y el compromiso por el bien común.  Como hijos de Dios, danos la capacidad de construir la convivencia fraterna, amando a todos sin excluir a nadie, solidarizándonos con los pobres y trabajando por la reconciliación y la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo y el encuentro, para que juntos construyamos la civilización del amor a través de una real participación y la solidaridad fraterna.   Tú convocas como nación y te decimos: Aquí estamos Señor, junto a nuestra Madre, María de Coromoto, para seguir el camino emprendido y testimoniar la fe de un pueblo que se une a una nueva esperanza. Por eso todos juntos decimos: ¡Venezuela! ¡Vive y camina con Jesucristo, Señor de la h...

Marian Anderson - Ave María

Marian Anderson , contralto estadounidense. (Filadelfia, 1902 - Portland, 1993) 

La lección del leproso: Si quieres, puedes limpiarme

Por Manuel Rodriguez Diaz. Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: "Si quieres, puedes limpiarme." ( Marcos 1, 40)  Señor dame, Señor hazme, Señor concédeme; yo quiero esto, yo quiero aquello, yo, yo, yo… así es nuestro pensamiento tantas veces; nuestra lógica, nuestro comportamiento. Yo soy, yo hago, yo tengo, yo quiero, yo sé.  El leproso , el paria, el último de los últimos, el pobre entre los pobres de Galilea nos sigue dando una lección. Quiere curarse, quiere estar limpio, quiere volver a ser aceptado entre suyos, quiere sentirse vivo y humano otra vez; pero él pone, en primer lugar el querer del Señor. Señor, si quieres seré limpio, si quieres estaré sano, extiendo mi mano a ti y lo que Tú quieras darme, eso será.  Así como el amor que le damos a Dios viene ya dado por ese mismo Dios, el seguimiento a la persona de Jesús es la respuesta al llamado que Él mismo hace; no se trata de un acto de nuestra voluntad. Él s...