Orando con el Credo


CREO

Quisiera que me susurrases al oído esta frase:
"Tú fe te ha salvado."
"Que se haga conforme a tu fe."
No quisiera escuchar el reproche:
"Hombre de poca fe, ¿por qué dudas?"
Creo con todo mi corazón en cada una de las verdades del símbolo apostólico, el Credo.

Creo en un sólo Señor, único Dios, único Padre.
Los ídolos no viven, son piedras, son madera o bronce sin aliento de vida.
Tú eres vida, luz, amor infinito.
Hoy muchos no te aceptan, Dios eterno, juventud inmarcesible, y prefieren hacerse sus propias divinidades que se llaman alcohol, drogas y amor libre, dioses ante quienes doblan la rodilla y el alma.
Pero esos dioses humanos se les han hecho pedazos en las manos.
Yo creo en Ti, siempre he confiado en Ti y siempre te amaré, único Dios, imprescindible Dios, creador del cielo, de la tierra y de todo lo que existe.
Sin Ti nada existiría, todo sería caos y tiniebla.
Sin Ti yo no existiría.
Tú llegaste primero, Tú has estado siempre, yo llegué mucho después que Tú, y llegué porque Tú lo decidiste, antes de que pudiera yo suplicarte por mi vida.
Eres un Dios amor y yo sé que me amas, por eso me has hecho vivir.
Te adoro, mi Dios, confío en tu bondad infinita, te amo con la fuerza del mandamiento.
Y lo mismo que te amo a Ti amo a todos los hombres, porque son tus hijos.

EN DIOS PADRE TODOPODEROSO

Padre nuestro, Padre mío.
Tu hijo Jesús me enseñó a rezar así: Padre nuestro que estás en el cielo...
Tú eres la vida, la vida de todos los seres por tanto también mi vida.
Eres Dios de vivos, no de muertos.
Eres vida eterna para tus hijos que, por rebelarse, probaron la muerte.
Padre todopoderoso.
Todo lo puedes, mientras que yo casi nada o nada.
El firmamento me deslumbra y me manifiesta tu poder.
Padre bueno, misericordioso, pintado por tu Hijo como el que recibe al hijo malo, al pródigo, al que quiere vivir a su capricho, buscando la muerte.
Un Padre que espera, que sabe abrazar y besar al hijo ingrato, que devuelve anillos y viste de ropas nuevas, que calza al que viene sin sandalias.
Un Padre que organiza una gran fiesta para el hijo perdido y muerto por verlo de nuevo en el hogar.


CREADOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA

No te vi cuando creaste el cielo y la tierra, pero te has lucido como nadie.
Yo también, como Tú, he visto y veo que todo es muy bueno.
Hasta flores, aves y árboles hiciste para alegría de mis ojos.
Tu creación me hace feliz, tus amaneceres y puestas de sol, tus mares y montañas me hacen pensar en un Creador con gran iniciativa.
Sabes pintar muy bien. Eres un poeta magistral.
Tus creaturas son un mensaje amoroso de Ti.
Me hablan de Ti tan dulcemente, tan amorosamente, que las quiero mucho por eso, porque son mensajeras de tu amor.
¡Qué manos tan finas hicieron la rosa y el clavel!
¡Qué amor y ternura susurraste en la brisa, en el jilguero!
Dejaste tu omnipotencia reflejada en el mar embravecido.
Tus flores crecen alegres y variadas a lo largo del camino y alegran mi travesía.
Tu huella se divisa por doquier en el valle y en la peña, en el río que discurre en la cañada y en los árboles en flor.
La bóveda celeste es el mejor claustro para hacer oración.
Quiero arrodillarme en ese claustro de la creación, a la luz de las estrellas y de la luna bendecirte por los días de gloria,transcurridos en esta tierra.
Quiero a través de la bella flor enamorarme del eternamente bello.

DE TODO LO VISIBLE Y LO INVISIBLE

Porque hay cosas que veo y cosas que no veo, pero sé que existen igualmente.
Los ángeles no se ven pero están muy activos.
Lo mejor de todo es lo invisible.
Tú lo creaste para mí. Eso es amor.
"En la casa de mi Padre hay muchas moradas, y voy a prepararos un lugar."
Si, todo lo has creado, en todas las cosas te encuentro, contemplo tu rostro bellísimo en la bella Creación que es un libro abierto de tus maravillas.
Amo tu Creación, tu mundo visible e invisible.
Creo que Francisco de Asís, como nadie, amó tu Creación, llamando hermanos suyos al sol, a la luna y a las flores.
Abril florecía junto a mi ventana.
Tengo los ojos abiertos, no puedo cerrarlos a tanta belleza que florece a mis pies: canta el agua de los riachuelos y de la cascada, un sol todo amor y esplendor luce en el cielo azul.
Quiero sentir lo que siente el almendro cuando abre su capullo, lo que siente el niño persiguiendo mariposas blancas, lo que siente el riachuelo de agua de nieve y el águila en el azul del cielo.
Quisiera tener pupilas encendidas para contemplarte en la naturaleza encarnado en las flores, en los pajarillos en el árbol y en el lago en la montaña virgen y en el osque umbrío.
Cuántas noches desde el firmamento con un cariño infinito me ha besado la luna en el alma con tu beso de Dios.
Al dirigir mis ojos hacia la fronda de los árboles, al sentir la caricia de la brisa fresca en mi piel, pienso en el Creador de estas maravillas.
Yo sé que los lirios del campo llenaron de alegría el corazón de tu Hijo Jesús.
Uno de tus nombres es la Belleza y el más bello de todos, el Amor.

CREO EN UN SÓLO SEÑOR JESUCRISTO

Hoy que muchos ni te miran, yo te miro y creo en tu existencia y en tu amor.
Jesús es mi amigo, compañero, mi más grande amor y la razón de mi existencia.
Creo en Jesús, creo en su amor, creo hoy y siempre.
Si en Él no creyera, sería polvo y nada.
Con Él soy muy rico y, además, feliz.
Jesús es mi amigo, Él me lo ha dicho.
Jesús se hizo niño y hombre por mí;
Jesús vivió más pobre que yo por amor y nada más que por amor.
Jesús se dejó matar, flagelar de forma Terrible, coronar de espinas por amor a mí y por mí murió clavado a un madero, firmando con sangre su amistad.
Creo en Jesús nacido en la pobreza y creo en Jesús flagelado.
Creo en Jesús rey de las espinas.
Creo en Cristo clavado en la cruz.
Me amó y se entregó por mí hasta morir.
Creo que Jesús es el Señor, el Rey, el Salvador, el gran triunfador de la muerte, del pecado y del diablo.
Rey de reyes y Señor de señores.

HIJO ÚNICO DE DIOS

El unigénito por naturaleza.
El predilecto. "Éste es mi Hijo muy amado
en quien tengo todas mis complacencias"
Ningún Padre ama tanto a su Hijo.
Ningún Hijo ama tanto a su Padre como Jesús: "Mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre".
Se aman infinitamente.
Su venida a la tierra fue por amor y obediencia.
Jesús ama a su Padre infinitamente como Dios y como hombre, ama a su Padre con todo su ser y al prójimo, a los hombres, como a sí mismo, es decir, como ama a su Padre.
Luego se hizo el primogénito de muchos hermanos.
El Padre quiere tener muchos hijos parecidos a Jesús.
Para amarnos como al unigénito, nos eligió en Cristo desde siempre, para ser santos e inmaculados en el amor.

NACIDO DEL PADRE ANTES DE TODOS LOS SIGLOS

Nacido desde siempre.
Siempre ha existido el Padre y siempre ha existido el Hijo y siempre ha existido el amor entre ambos es decir, el Espíritu Santo.
Todo esto antes del tiempo, fuera del tiempo.
Nosotros no sabemos nada de eso.
Con Cristo creó el mundo a su tiempo.
Te amo, te amo locamente, agradecidamente, Jesucristo,
Porque me has amado desde siempre...de forma infinita y personal.
Gracias con todo mi corazón, mil y mil gracias por haberme llamado a ser cristiano y haberme destinado al cielo.
Quiero ser tuyo felizmente y para siempre. ¡Quién pudiera decirlo, sentirlo y que fuera verdad!

DIOS DE DIOS, LUZ DE LUZ, DIOS VERDADERO DE DIOS VERDADERO

Engendrado de Sí mismo, como parte de Sí mismo.
Muy distinto de ser creado, como algo diferente.
Si el Padre es Dios verdadero, el Hijo también es Dios verdadero.
Si el padre es Luz, el Hijo es Luz.
Crear es sacar algo de la nada.
Engendrar es dar vida a alguien de su mismo ser y substancia.
La misma divinidad pertenece al Padre y al Hijo
Por eso Jesús podrá decir: "El Padre y yo somos uno, el que me ha visto a Mí, ha visto al Padre".
Muchos hoy lo consideran un gran hombre, pero le roban su divinidad, lo más suyo.
Con su apóstol Pedro proclamamos: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
Tú solo tienes palabras de vida eterna, y nosotros sabemos y creemos que Tú eres el Santo de Dios.

ENGENDRADO, NO CREADO, DE LA MISMA NATURALEZA DEL PADRE

Engendrado por el Padre de sí mismo.
Por eso es consubstancial al Padre, de su misma naturaleza.
"¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?"
Engendrado por amor.
Dios Padre quiso tener un hijo y, como es hijo único, tiene todo su amor.
Lo hizo semejante a Sí mismo.
Al hombre lo creó a su imagen y semejanza, en cambio su Hijo es su imagen perfectísima.
Si Dios Padre es Amor, su Hijo también es Amor
Si su Padre es misericordioso al infinito, Jesús es el Hijo infinitamente misericordioso.
Nosotros somos creados, somos creaturas, el Hijo no es una creatura, es engendrado por su Padre Dios, es la gran diferencia.
Sin embargo el plan final del Padre es divinízanos: "seremos semejantes a Él porque lo veremos tal cual es."
Así nos lo dice el evangelista Juan.

POR QUIEN TODO FUE HECHO

El Padre creó todo por medio del Hijo y lo sigue manteniendo en la existencia.
Entre las cosas creadas estoy yo y estás tú,
creados y mantenidos en vida.
Mi alfarero es Jesucristo; me dio la existencia por amor.
Si existo es porque él me ama.
Me creó para ser feliz, no para ser un desdichado.
Pero yo puedo serlo por mi decisión.
Me creó para ser santo como Él lo es y como lo es el Padre.
El parentesco obliga.

QUE POR NOSOTROS LOS HOMBRES Y POR NUESTRA SALVACIÓN, BAJÓ DEL CIELO

El motivo de bajar fuimos nosotros.
Vino directamente enviado por el Padre no para condenar al hombre, no para condenarnos a ti y a mí sino para salvarnos.
Nos lo dijo Jesús mismo, el enviado por el Padre.
No vino a ser servido como en el cielo donde todos le sirven; en la tierra vino a servir a todos, a servirme a ti y a mí.
Por eso Pedro no quería ser lavado por su Dios.
Era demasiado.
Pero ese Dios nos ha lavado los pies a todos.
Bajó al abismo de nuestra nada. Misterio de amor.
Dejó la felicidad del cielo para venir a este valle de lágrimas y de dolor.
En toda esta aventura no hay más que amor del Padre y amor del Hijo a los hijos pródigos.

Y POR OBRA DEL ESPÍRITU SANTO, SE ENCARNÓ DE MARÍA VIRGEN

La Trinidad interviene.
El Padre le envía. Jesús obedece amorosamente y el Espíritu Santo le otorga un cuerpo humano de María Virgen.
Se volvió hombre en su totalidad, eligió una madre como todos, como tú y yo.
Nueve meses en crecimiento en el seno de su madre como todos los niños.
Nace chiquito, débil, como cualquier niño.
Nace en una cueva, no como cualquier niño.
Hacerse hombre se dice pronto.
Es un misterio sobre el cual muchos han discurrido, pero la gran parte sigue siendo un misterio, eso sí, un misterio del más puro amor.
Tan hombre verdadero era Jesús que tenía predilección por este nombre: Hijo del Hombre
Ser hombre equivale a sufrir, crecer, pasar hambre y sed, sufrir y morir.
Dios es un niño que ríe, que ríe contigo,
Dios es un niño que llora, que llora por ti.
Dios es un niño que ama,
que te ama con un corazón de niño y con la fuerza de un Dios.
María interviene como un personaje central en la vida del Hombre Dios; y así entra de manera especial en la vida de Dios Trino: Hija del Padre, Madre del Hijo, Esposa del Espíritu Santo.

.. Y SE HIZO HOMBRE

Como tú y como yo, con un cuerpo frágil, cuerpo de sacrificio, de cordero destinado al matadero del Calvario.
Sus pies de hombre caminaron mucho, sus brazos bendijeron y curaron a muchos, sus labios y su lengua las usó muchísimo, primero para orar a su Padre y luego para predicar la Buena Nueva.
Su corazón desde el primer latido amó intensamente a su Padre y a los hombres.
Un día diría a un alma escogida: "Mira este Corazón que tanto ha amado a los hombres..."
Su cuerpo fue triturado, fue llevado al matadero como un cordero, y lo mataron.
Lo sepultaron.
Pero al tercer día resucitó del sepulcro, indicándonos el camino que seguiremos también nosotros.

Y POR NUESTRA CAUSA FUE CRUCIFICADO BAJO EL PODER DE PONCIO PILATOS.

Entró en el laberinto tortuoso de la justicia humana, los tribunales, la sentencia, y el que era la Vida, fue condenado a la muerte.
Fue comparado a un asesino que salió mejor librado que él.
En la tierra y en el cielo se escuchó un espantoso grito: "Crucifícale, crucifícale".
Por nuestra causa, es decir, por nuestra culpa, por nuestros pecados reales, pero, sobre todo, por amor a nosotros.
El Hijo de Dios murió como un esclavo, expiró como un "maldito de Dios" en una cruz.
Él llevó esa cruz que tanto le pesaba y cayó tres veces debajo de ella.
Pero Él la abrazaba, la besaba, la amaba.
Y, mientras agonizaba, alcanzó a perdonar a uno de los compañeros de suplicio.
Pidió perdón a su Padre por todos y cada uno de nosotros.
Esto era demasiado importante.
"Perdónales, perdónales, Padre... no saben lo que hacen".
Y nos regaló a su madre -¡Qué regalo!- para siempre.
"Ahí tienes a tu madre" es una de las palabras más llenas de amor que jamás se hayan escuchado, como la más llena de todas es: Ahí tienes a tu Dios como alimento.
Y murió de todo, pero sobre todo, de sed, la sed ardiente de un Dios que moría como hombre para salvar a todos los hombres.

PADECIÓ Y FUE SEPULTADO

Su pasión fue terrible, única:
Pasión física compuesta de golpes, espinas, azotes, clavos y cruz.
Y pasión del corazón hecha de dolor y del peso de una carga terrible: los pecados de todos los hombres.
Su pasión duró su vida entera:
Desde niño en el frío del invierno hasta que expiró en la cruz.
Los evangelistas nos describen con terrible detalle los diversos y refinados sufrimientos que soportó.
La pasión, aun resumida, es interminable, dura mucho tiempo el narrarla.
Pero fue inmensamente más larga de sufrir.
Fue sepultado.
Asistieron a su entierro los familiares, como en todos los entierros.
Pero ante su sepulcro no pusieron flores, sino guardias armados para vigilar -¿vigilar qué?- la posible resurrección.
Se olvidaban que, hasta la muerte, se dejó tratar como hombre.
Pero desde la resurrección actuaba el inaccesible Dios.
Tuvieron que prestarle un sepulcro, porque no tenía para tanto.
Embalsamaron su cuerpo como para que durara largo tiempo sin corromperse.
Pero ignoraban que al tercer día habría de resucitar.
Sólo María creía en la resurrección, pero su dolor por la muerte era tan cruel, que no tenía tiempo para pensar en más.

Y RESUCITÓ AL TERCER DÍA SEGÚN LAS ESCRITURAS

Como lo había predicho. Pero nadie lo creyó.
Se apareció a Pedro para curarlo de sus negaciones.
Se dejó ver de los de Emaús, para rescatarlos como a ovejas perdidas.
Se dejó ver de Tomás para curarlo de su racionalismo; obtuvo de él, aunque un poco tarde, un primoroso acto de fe: "Señor mío y Dios mío."
Jesús es el gran vencedor de todos los enemigos.
Venció a la muerte, resucitando y ofreciéndonos a nosotros la resurrección.
Venció al demonio que era el príncipe de este mundo.
Venció al pecado, perdonándolo.
Quiere resucitarnos con Él a una vida nueva,
quiere que vivamos con alma de resucitados, con alegría y esperanza.

Y SUBIÓ AL CIELO

Al lugar de donde había venido, pero subía con su humanidad glorificada, con la deuda -factura- pagada del hombre hacia Dios, con la Humanidad redimida.
Era el preludio de nuestra subida al mismo cielo.
Voy a prepararos un lugar, tu lugar, mi lugar.
La primera creatura humana en inaugurar el cielo fue la Santísima Virgen, su Madre bendita.
¿Qué es el cielo?
La morada feliz donde ha vivido toda la eternidad.
Quisiera llevarnos consigo para estar con su Padre, su madre y sus hermanos los hombres: "Subo a mi Padre y a vuestro padre,
a mi Dios y a vuestro Dios."
El destino final será el cielo.
Nosotros en el cielo con Él felices para siempre.
El pecado interrumpió el proceso, pero, al final, se cumplirá.

Y ESTÁ SENTADO A L ADERECHA DEL PADRE

Significa con el mismo poder que el Padre.
Se sienta como gran vencedor con sus enemigos bajo sus pies.
El padre de la mentira derrotado, definitivamente vencido a pesar de sus mentiras; el pecado destruido por su muerte y la muerte muerta por fin.
Él nos quiere hacer partícipes de su victoria, quiere sentarnos a la derecha de Dios.
Quiere que resucitemos como Él, que vivamos como resucitados; quiere ofrecernos una vida semejante a la suya y divinizarnos.
El amor busca el bien del amado.
Nosotros somos los amados de Dios Y por eso busca nuestro máximo bien.

Y DE NUEVO VENDRÁ CON GLORIA PARA JUZGAR A VIVOS Y MUERTOS

Vendrá. Esto es una realidad.
¿Cuándo? No lo sabemos.
¿Pronto? Es muy probable.
Él lo ha dicho, no sólo que vendrá, sino que vendrá pronto.
Y, cuando venga, ¿encontrará fe en la tierra?
Si hoy viniera, en muchas partes de la tierra no encontraría fe, en otras una fe adormecida y en algunas partes una fe renovada y defendida.
Vendrá de forma muy diferente a la primera vez, no en la debilidad, sino con gran poder y rodeado de todos los ángeles del cielo.
Para juzgar a todos. Tú y yo seremos juzgados de acuerdo a nuestras obras, de lo bueno que hicimos; de lo malo también, y de las omisiones.
Vendrá a decir: "Venid, benditos de mi Padre, venid a tomar posesión del Reino de los cielos, preparado para vosotros desde el principio del mundo."
O para decir: "Id, malditos al fuego eterno,
preparado para el demonio y sus ángeles."
Ahora es el tiempo de ganar méritos para encontrarnos a la derecha.
Luego, mañana será demasiado tarde.

Y SU REINO NO TENDRÁ FIN

Reinará para siempre, será nuestro Rey y nosotros sus súbditos.
El demonio será el gran vencido, vencido eternamente.
En esta victoria sobre el demonio tendrá mucho que ver María Santísima por decisión de Dios.
Tú engañaste a una mujer. Otra mujer te aplastará la cabeza a ti.
Seremos de Cristo felizmente y para siempre.
Mi Cristo, mi Rey y mi Señor: Quiero expresarte mi lealtad como tantos y tantas:
"Ama y haz lo que quieras".
"Me amó y se entregó a la muerte por mí".
"Tú solo tienes palabras de vida eterna".
"No volveré a servir a un señor que se me pueda morir".
Si servir a Dios es reinar, reinaremos con Él para siempre en un reino de paz, de justicia, de gracia, santidad y amor.
Tú reinarás, oh Rey bendito, pues Tú dijiste: "Reinaré".

CREO EN EL ESPÍRITU SANTO, SEÑOR Y DADOR DE VIDA

Creo en el gran desconocido, en el trabajador de turno que habita en nosotros y busca santificarnos.
Pedirle sus siete dones: entendimiento, sabiduría, ciencia, consejo, piedad, fortaleza y temor de Dios.
El mejor consolador, el dulce huésped del alma.
San Pablo nos lo recuerda: "¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros?
Dulce refrigerio en medio de las fiebres del mundo y las pasiones.
Tú eres tregua en el duro bregar de la vida:
Dios es abismo de amor, torrente de felicidad, éxtasis de la vida.
Tenerlo tan cerca, y morirse de hambre, de sed y de frío.
Eres brisa en las horas de fuego.
Eres agua fresca, sombra, brisa suave y fuente de aguas vivas junto al camino de la vida.
Eres gozo que enjuga las lágrimas.
Lava lo que está manchado, riega el desierto del alma, sana el corazón enfermo, doma el espíritu indómito, calienta lo que está frio, endereza lo que está torcido.
"Hoy, si escucháis su voz, no endurezcáis el corazón."

QUE PROCEDE DEL PADRE Y DEL HIJO

Es el amor del Padre y del Hijo hecho persona.
Ambos lo envían al mundo y a la Iglesia, a los fieles.
Los tres trabajan juntos y nos aman, viven por la gracia en nuestras almas, buscan nuestra salvación.
Si es el amor inefable entre el Padre y el Hijo y nos lo envían, es enviarnos su amor, lo más divino que podían enviarnos.
Y lo envían para que nos sintamos amados, para convertirnos en santos como lo son ellos, para divinizar nuestra vida humana y prepararnos para nuestra morada eterna en el cielo.
Dos personas divinas que se aman infinitamente nos envían su amor hecho persona para divinizarnos con el amor.

QUE CON EL PADRE Y EL HIJO RECIBE UNA MISMA ADORACIÓN Y GLORIA

Los tres forman unidad, una sola divinidad, forman una maravillosa familia.
Somos hijos del Padre, hermanos de Cristo, Templos del Espíritu Santo.
Acostumbrados a ver disidencias en nuestras familias, nos cuesta creer que en la familia divina todo es amor, paz y concordia.
Jesús pedía para nosotros lo mismo en la noche santa: "Que sean uno como nosotros somos uno".
Ahora eso no se da ni por asomo, pero un día será una hermosa realidad.
En el cielo seremos una familia preciosa,la familia de Dios, unida por el amor, la paz y la felicidad.
Todos seremos uno en Dios.

Y QUE HABLÓ POR LOS PROFETAS

Les inspiró el mensaje, les hizo comprender el misterio y los misterios.
Por eso hablaban palabra de Dios.
Y, cuando vino Jesús, se posó sobre Él en forma de una paloma.
Intervino en la Encarnación: "El Espíritu Santo te cubrirá con su sombra" inspiró a Isabel como a profetisa en la Visitación, apareció en forma de lenguas de fuego sobre los apóstoles convirtiéndoles en predicadores de fuego.
Habló por medio de los profetas y sigue hablando por los profetas de hoy, a través del Papa y de los obispos.
Por medio de los santos que son muchos y muy buenos.
El Espíritu Santo habla en nuestro corazón, con sus inspiraciones llenas de amor.
De hecho, la felicidad consiste en escuchar y en practicar lo que nos inspira.
Jeremías, Isaías, Daniel, Ezequiel eran guiados por el Espíritu Santo y lo mismo los escritores sagrados del Antiguo y del Nuevo Testamento.

CREO EN LA IGLESIA

La Iglesia ha sido creada por Cristo.
No acepto lo de Cristo sí, Iglesia no, sino: Cristo sí, Iglesia también.
Ni Cristo sin Iglesia, ni Iglesia sin Cristo.
Es la continuadora de Él mismo, de su misión.
Por tanto su misión es ofrecer a todos los hombres los medios de la salvación, misión sagrada.
Es divina y humana.
Si es humana, nada de lo humano nos debe sorprender: la grandeza y la miseria del hombre pecador.
Santos y pecadores viven en ella, por eso es una iglesia penitente también.
Es divina: por su fundador, por su doctrina, por la gracia que distribuye por los sacramentos.
Es dispensadora de la gracia, defensora del depósito de la fe, por eso mismo enemiga de las herejías que golpean esa fe.
Ella no puede cambiar ningún punto de la fe y de la moral porque proceden de Dios mismo.
Con una jerarquía, con el Papa, los obispos y sacerdotes, una jerarquía que lo representa, que debe ser respetada y obedecida.
Creo en el Papa, su Vicario en la tierra; tengo el deber de obedecerle y amarle.

QUE ES UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA

Cristo fundó una Iglesia única.
Si aparecen miles de iglesias, eso es cosa de los hombres.
Las herejías han intentado romper la unidad desde el inicio.
En todas las épocas han surgido herejes.
Los cismas entre católicos, protestantes y ortodoxos son un mal testimonio para el mundo.
Todos debemos luchar por la unidad.
Santa: Porque en ella está Dios, la gracia y el Espíritu Santo.
y fue fundada por su Hijo Jesucristo.
Católica: Universal, para todos los hombres.
Nadie está excluido de pertenecer a ella, y ofrece todos los sacramentos y gracias de la redención.
Apostólica: Fundada sobre los apóstoles.
"Sobre esta piedra edificaré mi iglesia".
El Papa es el sucesor de Pedro, los obispos los sucesores de los apóstoles.

CONFIESO QUE HAY UN SOLO BAUTISMO PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS

Un solo bautismo para perdonar el pecado de origen y los demás pecados cometidos antes el bautismo.
Con él se comienza a ser cristiano; imprime un carácter imborrable, da la gracia antificante y las virtudes teologales y ardinales de prudencia, justicia, fortaleza y templanza, hace habitar las divinas personas en el alma.
El bautismo nos injerta en la familia de la iglesia.
El bautismo es el inicio de todo, es la llave de los demás sacramentos.
Nos injerta en la muerte y resurrección de Jesús, nos hace hombres y mujeres nuevos en Cristo Jesús.

ESPERO LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS

Con fe firme, con absoluta certeza.
Como Cristo, morimos, como él y con Él resucitaremos.
Con un cuerpo semejante al suyo.
Y no volveremos a morir jamás.
Resucitaremos para la vida eterna.
Porque resucitar para la eterna condenación, Dios no lo permita.
Nuestra alma no muere, nuestro cuerpo sí por un tiempo; pero resucitará glorioso como el suyo, como el de su Madre.
Y la muerte habrá desaparecido; los cementerios devolverán a sus muertos y quedarán vacios.
Cuando Cristo resucitó del sepulcro, nos resucitó ya a todos anticipadamente, pues al resucitar la Cabeza, resucitó también el cuerpo.
Dios es un Dios de vivos, no de muertos.

Y LA VIDA DEL MUNDO FUTURO.

Esta vida es el preludio, es corta, muy corta, un punto en medio de la eternidad:
"Alegraos de que vuestros nombres están escritos en el cielo".
"¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma eternamente?"
Creo en el cielo y creo en el infierno.
"Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero
que muero porque no muero", decía santa Teresa.
Creer y hacer creer en la vida eterna, para salvar a muchos.
Dejo en tus manos mi vida eterna.
Debo pedir todos los días la gracia de las gracias, la gracia de la perseverancia final.
Hemos sido destinados al cielo desde que Dios nos creó.
Por esa razón Cristo murió y resucitó.
Hacia allá nos dirigimos.
Ése es nuestro destino final por el que deberíamos apostar todo.

AMÉN

Comienzo creyendo: Creo
y termino afirmando todo lo que creo, con un amén final y permanente.

Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net


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